Nuestra arquitectura mental se basa en el 10. Cada 10
números cambiamos de decena (20, 30, 40…) y cada 10 x 10 números cambiamos de
centena (200, 300, 400)… y así hasta, literalmente, el infinito. Lo mismo
ocurre con los decimales: una secuencia de números con un decimal sería: 4,7 - 4,8 - 4,9 - 5,0. ¿Es realmente la
solución matemáticamente más eficiente o pura casualidad? Y lo que es aún más
alarmante: ¿Cómo sería nuestra vida si la base fuera otra, en vez del 10?
Para saber por qué contamos de 10 en 10, solo hay que
mirarse las manos...la manera más instintiva de contar es, obviamente, con los
dedos. Así, en la mayoría del espacio indoeuropeo, las primeras referencias de
uso matemático tienen base decimal: India, Arabia, Egipto, culturas
Cretominoicas…permeando no solo nuestras matemáticas sino también toda nuestra concepción
del mundo, incluyendo el lenguaje: dígito (cada uno de los números del 0 al 9
que componen un número) tiene el mismo origen que dedo. También la palabra
latina Denarius (equivalente a 10 ases), dio origen a una gran cantidad de las
unidades monetarias actuales: Dirham / Dinar de todos los países de lengua
árabe y de otros como Macedonia y Serbia, Dram armenio, Dracma griego o…nuestro
“dinero”. Por supuesto, todos el lenguaje relacionado con los números se
articula en base al 10: decenas, centenas, miles, decenas de miles…
Esta convención es de las pocas en las que aparentemente
todo el Mundo está de acuerdo, y ni siquiera los británicos se han inventado un
método numérico propio.
Volcanes de Lanzarote…uno
de los muchos motivos para ir a la isla
Pero: ¿hay alguna cultura cuyas matemáticas (con sus
esquemas mentales asociados) tenga base en otros números? Pues curiosamente sí.
La segunda base más habitual es, oh sorpresa, el 20, que surge obviamente al
añadir los dedos de los pies o al contar dos partes diferentes de cada dedo de
la mano. No hace falta irse al otro extremo del mundo para encontrar ejemplos:
solo hay que ver la simpática manera que tienen los francófonos de contar entre
el 80 (cuatro veinte) y el 99 (cuatro veinte diecinueve), o cómo en el euskera
nombran los números de 20 en 20: 31 (veinte
once); 54 (cuarenta catorce), etc.
Luego se pueden encontrar muchos más
ejemplos (ver “other bases”) con números más sorprendentes: 4, 5, 15, 24…
Por poner un ejemplo burdísimo, podemos intentar entender
cómo funciona el mundo de esta gente que cuenta en base 4: suponiendo que su
sistema matemático es, al igual que el nuestro, posicional, y que
utilicen el mismo tipo de números que nosotros (que ya es suponer), tendrían en
teoría unas matemáticas organizadas de manera que los veinticinco primeros
números, contando desde cero, serían: 0, 1, 2, 3, 10, 11, 12, 13, 20, 21, 22,
23, 30, 31, 32, 33, 100, 101, 102, 103, 110, 111, 112, 113 y 120…Y para ellos
sería una sucesión totalmente normal e intuitiva. Es decir, que un adolescente podría
tener 33 años (ellos habrían ido contando las vueltas de la Tierra alrededor
del sol, llegando al número 33 - nosotros habríamos contado 15) y unos meses
después cumplir 100 (16 de los nuestros). Por supuesto, los números 4, 5, 6,
etc, no tendrían ningún sentido para ellos. Apliquen esta lógica a cualquier
operación que realicemos en el día a día y que incluya la utilización de
números: hacer una suma (1+3=10; 3+12= 21; 13+23=102 – con operaciones más
complejas ni lo intentamos; comprar algo, hacer una medición, o lo difícil que
sería intentar comerciar con esta gente si a la barrera del idioma le añades
una estructura matemática tan diferente…). Si te carcome la curiosidad, debes
saber que una persona que para nosotros sería centenaria para esta gente
tendría, efectivamente, 1.210 años.
Si aún sigues leyendo (lamento que no tengas nada mejor que
hacer), puedes intentar pensar ahora cómo sería un sistema de base mayor a 10,
por ejemplo, el sistema en base 15: los números irían así, con los supuestos
anteriores: 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 ,9, (número de un dígito, cuya notación no
existe para nosotros; lo llamaremos ndudcnnepn en lo sucesivo), (otro ndudcnnepn
diferente), (otro ndudcnnepn diferente), (otro ndudcnnepn diferente), (otro ndudcnnepn
que sería el que ocuparía la decimocuarta posición), 10, 11, 12, 13… Es decir, que entre el 9 y el 11 habría 5
números intercalados, todos ellos de un dígito. Después del 19 vendría el
1ndudcnnepn, claro. Y después del 199, el 1ndudcnnepn0, 1ndudcnnepn1... Se
invita a hacer el mismo ejercicio de imaginarse cómo cambiaría nuestra vida,
cómo sería el teclado del móvil (o, peor aún, la ruleta de los teléfonos
antiguos)…
A pesar de que este ejercicio sea una marcianada reto
mental, no debería sorprendernos saber que en realidad sí estamos acostumbrados
a pensar en otras bases, aunque las tengamos casi tan interiorizadas como la
base 10: los ejemplos más notables son los que afectan a nuestra manera de
medir la más extraña de nuestras invenciones: el tiempo. Aunque la estructura
numérica sí que continúa estando en base 10 (después del minuto 9 viene el minuto
10), utilizamos un sistema sexagesimal para minutos y segundos (después del
1:59 viene el 2:00, y no el 1:60) y las horas, en base 24 (o 12, en el caso de
los relojes de agujas). El próximo mes veremos el origen y las implicaciones de
esta manera tan arbitraria de medir el paso del tiempo…
El observador
El enlace:
¿No es sorprendente lo que se parecen los números entre
idiomas de diferente origen? Ahí va una gente que ha recopilado cómo se dicen
los números del 1 al 10 en 5000 idiomas:
La cita:
"Hay una cosa que me molesta más
que el que no me tomen en serio. Y es que me tomen demasiado en serio". Billy
Wilder
Que rallada Jaime! Ya que te vas a meter con el tiempo, podías explicar porque aparece en algunos relojes con numeración románica, el número 4 como IIII en vez de IV?
ResponEliminaGracias, Dame Limones!
ResponEliminaReconozco que a ratos el tema se me fue de las manos...lo que temía que fuera una entrada brevísima dará para (al menos) un artículo doble...
Me apunto los deberes! :)
Lo del IIII en vez del IV es para que no pueda confundirse con el VI si no se ve el reloj del derecho
ResponElimina