El periodismo nos hace mejores

Siempre me atrajo el oficio de periodista, el poder contar lo que sucedía, pero sobretodo con un sentido de búsqueda de la justicia, de deshacer entuertos, de informar para ayudar, de hacer conocer y ayudar a comprender.


Recuerdo que con pocos años, leía todos los periódicos que podía conseguir, e incluso hacía comparaciones entre ellos. Intentaba sacar conclusiones de su lectura detallada y atenta.

Creo que el periodista cumple una labor social como la puede cumplir un policía, un maestro o un médico. El problema es que algunas veces, tenemos policías, maestros, médicos y en este caso, periodistas, que no cumplen en modo eficiente.


Desde la admiración a esa profesión, aquí me atrevo a citar algunos comportamientos, que entiendo que son “manifiestamente mejorables”.

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Empezando por los “pecados veniales”, es curioso comprobar que es muy común leer en prensa acerca de este o aquel evento que ya ha tenido lugar, y que no tuvo ningún eco antes de celebrarse. Parece que se pretende rabiar al personal diciendo “mira lo que ha habido y te lo has perdido”. Lo he comprobado tantas veces, recuperando los periódicos anteriores a dicho evento. Se habla de lo que pasó, pero no de lo que va a pasar. Creo que lo interesante no es sólo saber que hubo aquella marcha benéfica, aquel concierto, aquella carrera, aquella celebración, sino saber que la habrá, y cómo poder participar. A veces tendemos a considerar nuestras ciudades como tediosas, cuando en realidad hay cientos de cosas cada día. Nuestra prensa, debería informar más acerca de las posibilidades que se nos ofrece, para favorecer la participación. Una de las funciones de la prensa es informar a la ciudadanía para hacerla más activa, más participativa, y por ello, mejor.




Otro pecado: El informar en base a quien te paga. Sé que a veces vivo en el “mundo de la piruleta” y sé que hoy por hoy los medios de comunicación tienen que vivir de la publicidad. Pero puestos a pedir, me gustaría saber que lo que leo no está ahí en esa forma, siguiendo unos intereses económicos. Creo incluso que la publicidad es útil, informativa y en ocasiones, pequeñas obras de arte. Lo que no acepto es leer una noticia, sin saber que lo estoy haciendo por que alguien está pagando por ello, en un modo u otro, lo cual hace que la noticia tenga un cierto sesgo interesado y parcial. ¿La solución? Yo tampoco la tengo.




Otro pecado: Hacerle publicidad gratuita a, por no decir otras palabras, “personas y empresas que no lo merecen”. Es curioso pensar que, dependiendo la prensa de la publicidad, se promociona en modo gratuito a compañías y a personajes, por recoger su comportamiento extravagante, sus prácticas abusivas o su arte provocador. No querría aquí caer en el mismo error y por eso no cito nombres en modo expreso, pero para que se hable de un artista en la prensa, basta con que haga una utilización obscena de símbolos religiosos. Para hacer hablar de una línea aérea, basta que su presidente se burle de los afectados por el cierre de otra compañía. Para que se hable de una marca de moda, basta mostrar una modelo anoréxica o hacer algo polémico e irrespetuoso. Para hacer conocer una empresa de contactos, basta utilizar la imagen del Rey en una valla publicitaria por que, alguien quitará esa valla, pero la prensa ya lo sacará como noticia. A esas empresas, ole por su habilidad en hacer hablar de ellos (aunque no tengan escrúpulos para conseguirlo), pero en este caso, señores periodistas… ¡No sean ustedes tan torpes!. Al menos, hagan pagar a esa gente, y no les hagan publicidad gratis. No muerdan en anzuelo promocionando a los que se burlan, son irrespetuosos, o incluso soeces.


De todas formas, y más allá de esos “pecados” la prensa, nos hace privilegiados. Leo en modo habitual el periódico decano de la prensa diaria española (El Norte de Castilla), leo cosas que escriben amigos míos en la prensa diaria, puedo permitirme el lujo de leer la prensa de Roma y de Orlando (mis otras ciudades), y puedo seguir la información especializada que desee. Por ello, doy las gracias desde aquí a todos aquellos que cumplen ese servicio público de informar y formar, de contar y explicar, de abrir el mundo de par en par.

Alberto

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