Ayer fue un día grande para el Patrimonio, la Cultura, y la Historia. Ayer se recuperó el Códice Calistino, que había sido robado hace un año en la Cátedral de Santiago de Compostela. Se considera este Códice la primera guía turística de la historia.
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/07/07/galicia/1310029982.html
Y además, esta recuperación del Códice en buen estado, me hace reflexionar al respecto. Y es que, por ende de su desaparición y de su recuperación, hoy sabemos qué es el Códice Calistino. Ayer oía en la radio a un señor que hablaba del robo que se hizo en la Iglesia de su pueblo de unas obras de arte. Decía con acierto, que le daba mucha pena que hubieran desaparecido esas obras de la Iglesia, pero que le dolía profundamente el darse cuenta de que muchas personas del pueblo, no sabían de la existencia de aquellas obras, por que nunca las habían visto. Supieron lo que eran, cuando ya no las tenían. Y eso es lo que ha pasado con el Códice. Muchas personas han sabido lo que era el Códice cuando se robó. De hecho, supimos hace un año que en las fechas posteriores al robo, se agotaron en las librerías de toda España, todas las publicaciones, copias y facsímiles que había del Códice.
La conclusión es que conocemos las cosas, o nos interesamos por ellas, sólo cuando nos faltan, cuando nos desaparecen, cuando no podemos ya disfrutar de ellas. Y esto me hace pensar al respecto. ¿Cuántas cosas nos rodean en las que no hemos puesto ningún interés?. ¿Cuántos Museos tenemos en nuestra ciudad que no hemos visitado nunca?. ¿Cuántas reservas naturales tenemos cerca de casa y que no conocemos aún?. Creo que ha llegado el momento de conocer aquella Iglesia, aquel bosque, aquel Museo, aquel Monasterio… porque siempre estará ahí como ha estado en los últimos siglos, pero… ¿quién sabe?, quizás un día y ¡Dios no lo quiera!, no podamos verlos por algún motivo.
Pero esta reflexión nos lleva a pensar otras cosas. ¿Cuántas cosas podemos hacer que no hacemos?, ¿cuántas personas queridas nos rodean y no hacemos por fomentar la relación con ellas?, ¿de cuántos familiares podemos disfrutar y no les visitamos en modo frecuente?... Muchas cosas las tenemos ahí siempre, por que las hemos tenido hasta ahora y pensamos que son eternas, pero quizás un día no las tengamos, y nos acordaremos de cuántas oportunidades hemos perdido de disfrutarlas.
Por ello, invito desde aquí a aprovechar el momento, a buscar todas las cosas bonitas que tenemos cerca, a disfrutar de ellas, a conocerlas, a dejar que nos contagie el sentido del orgullo de saber que el lugar en dónde vivimos es mejor por que poseemos algo así. Invito desde aquí a conocer ese retablo, esa Iglesia, ese Monasterio, ese Museo, ese Parque, esa Laguna llena de avutardas, esa montaña, esa ruta en aquel valle, esa exposición, esa colección de coches antiguos, esa ganadería de toros bravos, esa cala desconocida, ese antiguo molino… por que quizás mañana sea tarde. ¿Cuántos Museos se han cerrado por que los millones de personas a los que les habría gustado visitarlo, lo han ido dejando para más adelante?. El día que se cierre, pensarán que tenían que haberlo visitado antes. Se ha terminado cerrando por desidia, por dejadez de los que podrían haberlo visitado, que a veces viven a 200 metros.
E invito también a disfrutar de esos amigos que hoy juegan ese partido de fútbol, de ese primo que nos invita a cenar, de esa tía que nos propone ir a caminar por el campo,… de esa abuela que tiene que contarnos aún el 456º capítulo de las anécdotas de su infancia (que hoy nos resultan repetitivas, pero que echaremos de menos el día de mañana cuando no las podamos escuchar). En inglés se dice “Yes attitude” y es la actitud que creo que hay que tener. Aprovechar cada invitación que nos hacen, por que quizás, si no la aceptamos, puede que llegue un día en el que se cansen de recibir negativas a esas propuestas.
Disfrutemos de lo que tenemos alrededor, de las cosas cotidianas, de las personas que nos quieren,… Hagamos todo de lo que seamos capaces. Dejémonos querer por los que nos quieren. Digamos que sí a la vida. Gocemos de todo lo que se nos ofrece, y abramos la puerta para que pueda entrar todo lo positivo que ello conlleva. Si hoy empalmamos la siesta con la programación televisiva, con cenar solos y con más televisión, seguramente estemos dejando de disfrutar de muchas cosas que nos esperan ahí afuera, y que quizás un día, se cansen de esperarnos. ¡Carpe Diem!
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