En los últimos años se está haciendo
evidente un incremento espectacular en la calidad (técnica y argumental) de las
series televisivas, que contrasta con un relativo estancamiento de ideas en el
cine (comercial), que parece no tener más capacidad que hacer secuelas,
precuelas y agotamiento hasta la saciedad de cualquier película/libro/idea que
haya tenido un mínimo de éxito en los últimos 20 años. Sobran los ejemplos, así
que se admiten apuestas sobre de qué superhéroes de cómic se hará una nueva y
prescindible película el próximo mes de julio, y qué tipo de sofrito (esas bellas mezcolanzas tipo
Alien vs. Predator) perpetrará gente a la que le pagan mucho dinero por sus
ideas originales. Frente a esa planicie mental, que por supuesto no es total,
las series comienzan a emerger como el modelo de entretenimiento audiovisual
del momento…y entre ellas, cómo no destacar Breaking Bad (AMC, 2008-2013).
Antes de continuar, se debe aclarar
que el que suscribe no está precisamente “a la última” (tampoco) en lo que se
mueve en el mundo televisivo ni cinematográfico; solo soy un ciudadano con
carnet de una biblioteca que alquila DVDs y con muchos amigos en internet que
comparten los programas que graban en la televisión y los ponen a disposición
de completos desconocidos, para que éstos los puedan ver en versión original y sin
publicidad. Además no me sobra el tiempo para engancharme a cualquier serie o
para reservarme una tarde o noche para poder ver íntegra una película en la
televisión a la hora exacta a la que tienen a bien programarla, con su
publicidad intercalada. También tengo excelentes asesores en cuestiones
audiovisuales que no nombraré (a excepción de a Alfie) por no dejarme a
ninguno, y que muy sabiamente me recomiendan en cuáles debo centrar mis
esfuerzos. Como no puedo comparar con lo que dejo de ver, por el momento les
estoy muy agradecido...
La Reserva Nacional de Paracas, en Perú
El cine y las series en los años 10
Sí, damas y caballeros, aunque no lo parezca y nadie lo diga, estamos en los años 10, que siguen a los 90 y a los…bueno, a los diez siguientes. Una época en la que todo está, como siempre, fatal y peor que antes. En el caso del cine, y más allá de aportar (o intentarlo) algún nuevo recurso técnico, tipo 3D, Dolby Atmos, 48 fps y algún otro aderezo casi siempre innecesario, parece que los guionistas “profesionales” (esos que cobran muchísimo dinero) que trabajan en formatos de entre 70 y 180 minutos no dan para mucho más. Hasta el punto de llegar a parir una tontería tan grande como The Artist (ruego a los defensores de esa broma pretenciosa que la vuelvan a ver y me digan qué aporta, más allá de la escena de la mesa de cristal y algún homenaje burdísimo por lo obvio), y que arrase en premios internacionales como la deposición más original y novedosa sobre la faz de la Tierra. Disculpen el inciso, pero el visionado de ese engendro por 6 € me dio cobertura moral para bajar de internet unas cuantas películas en blanco y negro, en este caso, buenas.
Las series, en cambio, parecen estar
conquistando un espacio que hasta hace poco les parecía vetado: los buenos
actores y directores, las grandes historias, los mejores medios técnicos y las
fantásticas producciones. ¿Por qué el auge actual? Quizá esté relacionado con
el modelo de consumo audiovisual: se ha vuelto realmente complicado que un
ciudadano medio se someta voluntariamente a dos horas centrado en ver una
película, en silencio y sin manipular el móvil. En cambio, un capítulo de entre
20 y 40 minutos supone una abducción de una duración más razonable…Por otro
lado, una serie permite profundizar muy ampliamente en la historia y los
personajes, generar múltiples sub-tramas y giros de guión, que en una película
siempre quedarían limitadas por el tiempo disponible. Habrá quien opine que se
trata de una degradación más del nivel cultural de Occidente. Quizá sea
simplemente una evolución más, que, como siempre, dará lugar a productos de
nivel excelso y a bodrios de la misma manera que ha ocurrido con el cine. Entre
los productos excelsos, destacaremos este mes Breaking Bad (los que me rodean
en la vida tridimensional sabrán perdonar que siga abundando en el tema incluso
a través de esta sacrosanta revista); ahí va una de esas odiosas listas de 10
motivos que pretende persuadir a los estimados lectores a disfrutar (antes de
que algún tarado se la destripe) la que es, de las series que he visto (que,
insisto, no son tantísimas), la que mejor hecha está.
1. Calidad técnica
Se recomienda fervientemente ver la
serie en alta calidad (HD, DVD, etc); a partir de 400-500 Mb por capítulo la
calidad empieza a ser buena. La fotografía es impresionante, trabajadísima y
sorprendentemente reconocible y única. Estamos ante una película de 40 horas.
2. Montaje
Los juegos con la cámara, a menudo ubicada
en sitios inverosímiles, con planos sorprendentes; con la luz, los enfoques, la
imagen alejándose o acercándose en momentos clave…son un regalo para la vista.
3. Una serie con principio y con final
La serie dura 5 temporadas, que es
el tiempo habitual que tarda una serie en volverse pesadísima. En ningún
momento se tiene la sensación de que empiece a ser repetitiva, y tampoco se
echa de menos una prolongación (bueno, en el fondo sí, pero racionalmente la
serie dura lo que tiene que durar). Se agradece enormemente que no hayan
querido estirar el chicle y que la hayan cerrado de manera ordenada. Parece que
próximamente harán una nueva serie como spin-off de uno de los
personajes…veremos! El spin-off, siendo sofrito como es, no parece una práctica
tan censurable como es la secuelización o precuelización...y hay casos más que notables:
véase la serie Frasier, con 11
temporadas (1993-2004 y 37 Emmys), que nació como desarrollo de un personaje de
Cheers (otras 11 temporadas – 1982-1993
y 13 Emmys más).
4. Ritmo in crescendo
Ligado al punto anterior…la historia
no solo no se estanca en ningún momento, sino que de hecho va animándose y
acelerándose a medida que pasan los capítulos; hay detalles aparentemente
intrascendentes que en el capítulo siguiente son fundamentales…pero sin llegar
a ser un rompecabezas que te despiste de la trama. Cada temporada mejora la
anterior (con la cuarta y la quinta empatadas, para mi gusto).
5. Actorazos
No solo los guionistas y directores
hacen un papelón, sino que los actores son sublimes, especialmente los tres
“protagonistas”.
6. Crítica social políticamente
incorrecta
Aun no siendo una parte trascendente
en la serie, hay una crítica social divertida y despiadada al modelo de vida
yanqui, con sus cadenas de comida rápida, sus coches descomunales, sus
supermercados, la publicidad, las terapias de grupo, los abogados crápulas, el
sensacionalismo en la TV, el racismo-clasismo…
7. Humor
Pocas cosas van tan bien a una serie
dramática como una buena dosis de humor, mejor cuanto más negro e inesperado.
El personaje encarnado por Bob Odenkirk es sencillamente histórico.
8. Momentos épico-infartantes
La serie tiene un conjunto de
momentos trascendentales absolutamente inolvidables, muy trabajados en la
preparación y el desenlace, en los que hasta los telespectadores más plomizos y
fríos notarán cómo se les aceleran las pulsaciones…se recomienda por ello verla
sin distracciones (teléfono apagado, no estar cocinando, wassapeando o barriendo el suelo, etc). Por favor, no la tengan
como serie-esguince (ésa que te reservas para tragarte de una panzada para
cuando te rompas una mano/pierna), porque es para disfrutarla a sorbos.
9. Violencia en su medida
La temática de la serie lleva
implícita una dosis de violencia sin la cual no sería creíble. Aun así, no es
una serie prolífica en momentos innecesariamente explícitos (salvo uno).
10. Matices
Una de las cosas más destacables de
la serie, y más viniendo de donde viene, es la escasa caricaturización de los
personajes: la tradicional división entre malos malísimos y buenos buenísimos no
se vislumbra en ninguno de los personajes principales, todos con sus vicios y
sus bondades, y todos con una evolución profunda, hasta el punto de descolocar
totalmente al espectador respecto a lo que uno quiere que pase con cada uno de
ellos…
¿Es perfecta?
Por supuesto que no, pero no podría
estar mucho más cerca. Por sacarle algún fallo, se puede comentar que la
primera temporada, vista con perspectiva, está por debajo del resto. A los
primeros 2-3 capítulos les falta algo de gancho. Y hay un capítulo en la
temporada 3 (3x10) cuya función en el conjunto de la serie no acaba de estar
clara…Como diría un tal Pablo Milanés, “No es perfecta, más se acerca a lo que yo
simplemente soñé”.
El observador
El momento jocoso
No hay palabras, probablemente en ningún idioma, para describir este vídeo…
No hay palabras, probablemente en ningún idioma, para describir este vídeo…
El enlace
Una iniciativa de la OCU
(Organización de Consumidores y Usuarios) para intentar frenar uno de los robos
más flagrantes al que nos someten los expolíticos con la connivencia de los
políticos:
Entren antes del 16 de octubre!
La cita
“El fallo de nuestra época consiste
en que sus hombres no quieren ser útiles sino importantes”. Winston Churchill.
M'encanta la sèrie, he començat fa poc i ja vaig per la segona temporada. Altament recomanable
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