Los dos lados del jazz

Con el año nuevo, nace Top Manta, una nueva sección de música. Desde luego, no pretendemos llenar el irremplazable hueco que las musas de Lady Godiva dejaron en nuestros corazones... No. El listón estaba demasiado alto.
Lo que pretendemos con esta sección es hacer un repaso a algunos de los aspectos más determinantes en la historia de la música moderna: movimientos, grupos, álbumes... sin olvidar las últimas tendencias, claro! Y para hacerlo más entretenido, intentaremos enlazar todo lo posible: webs, audios, videos...  Porque siempre hay alguien por ahí que sabe más que uno. Y porque ¡qué demonios! ¿acaso no es esto un blog?
Confiamos en que os guste, y esperamos vuestros comentarios, sugerencias y, sobre todo, críticas.
Arranca la sección. Con ustedes, Top Manta.

Este mes hablaremos de uno de los momentos más relevantes de la historia del jazz: los años 40 y 50, cuando este género estaba en pleno apogeo, pero también en plena transformación. Cuando los grandes nombres revolucionaron el panorama musical. Cuando había dos estilos, dos bandos, dos filosofías: los dos lados del jazz.

Antecedentes: Breve historia del jazz

Los orígenes del jazz como tal se remontan a finales del siglo XIX, cuando tras el fin de la Guerra de Secesión se abolió la esclavitud, generándose un nuevo grupo social con afinidad por la música y con acceso a los instrumentos provenientes de la disgregación de las bandas militares. Además, la legalización del juego y la prostitución en la década de 1870 dio un nuevo brío a las noches de Nueva Orleans, fomentando la música en vivo. A finales del siglo XIX, todos los locales nocturnos de la ciudad tenían su propio grupo, y el ragtime se imponía como estilo dominante.    
Banda de dixieland en un porche de Nueva Orleans

El endurecimiento de las leyes 'Jim Crow' en Luisiana a finales del s. XIX (que promovían la segregación racial con el famoso "iguales pero separados") hizo que muchos músicos afroamericanos fueran expulsados de diversas bandas que mezclaban a blancos y negros, formando estos últimos su propios grupos y evolucionando por separado. Al poco tiempo surgía el dixieland, primer estilo propiamente jazzístico, de carácter marcadamente polifónico y padre del conocido como sonido Nueva Orleans

Durante los años 20, en plena 'Ley Seca', la asociación del jazz con los bares o clubes nocturnos hizo que éste adquiriera la consideración de música "inmoral". Sin embargo, la derogación de la prohibición del alcohol en 1933 catapultó al éxito a una nueva forma de jazz más bailable: el swing. Esto, junto con la popularidad de músicos blancos como Benny Goodman o Glenn Miller y la aparición de estrellas del jazz vocal como Billie Holliday o Ella Fitzgerald, hicieron del jazz uno de los estilos más populares en la década de los 30. 

Benny Goodman Orch
En la era del swing, la Big Band se erigió como la formación
predominante. En la imagen, la de Benny Goodmann en 1937


La famosa 52nd Street en 1948, con el Three Deuces en
primer término anunciando la actuación de Charlie Parker. 
La revolución del bebop
A principios de los años 40, se produjo un fenómeno que iba a cambiar para siempre la concepción del jazz: el nacimiento del bebop. Algunos músicos jóvenes, cansados de las limitaciones que suponía tocar en grandes orquestas, con sus arreglos precisos y sus repertorios definidos, buscaron una nueva forma de expresión. Libres de las ataduras de las bandas, fueron experimentando nuevas armonías avanzadas, nuevas posibilidades improvisatorias, apartándose deliberadamente de la música de baile, en especial del swing, para buscar una mayor profundidad musical. El bebop fue evolucionando en los peores tugurios de Harlem, como el Minton's Playhouse -que abría cuando el resto de clubes cerraban- en interminables y memorables jam-sessions que se alargaban hasta el amanecer. El bebop supuso una revolución rítmica, melódica y armónica. Puesto que se trataba de una música que no estaba pensada para bailar, sino para escuchar, utilizó tempos cada vez más rápidos. El ritmo se vuelve endiablado, lleno de corcheas y semicorcheas; los instrumentos buscan sus tonos más agudos. La sección rítmica se individualiza, dando una aparente sensación de caos: los instrumentos hasta entonces rítmicos, como la batería o el piano, asumen papeles melódicos. Sólo el contrabajo parece mantener la cordura. El esquema formal solía comenzar con la interpretación de la melodía principal completa y, tras varias tandas de improvisación solista, acababa reexponiendo la melodía inicial. Ejemplos de todo esto los encontramos en Epistrophy, de Thelonious Monk o A night in Tunisia, de Dizzy Gillespie y, sobre todo, Ko-Ko, de Charlie Parker, máxima expresión del bebop radical: árido y vertiginoso.













Sin embargo, la situación de los boppers, de abrumadora mayoría afroamericana y en muchos casos entre los sectores más marginales de la sociedad, distaba mucho de ser la idónea. En esa época, la mayor parte de músicos negros eran considerados artistas de segunda, un mero entretenimiento para blancos. Las condiciones de trabajo, salario, derechos, eran completamente diferentes. Al ser conscientes de la importancia de la música que estaban creando, una nueva generación de músicos comenzó a rebelarse contra estas discriminaciones, y a exigir que su música fuera considerada al mismo nivel que la música culta de vanguardia europea. Antes que ellos, sólo Scott Joplin y Duke Ellington habían osado exigir tal cosa, con escaso éxito. Tampoco los boppers consiguieron el ansiado reconocimiento. La II Guerra Mundial y la huelga del sindicato de músicos entre 1942 y 1944 prácticamente interrumpieron las grabaciones de música en todo el país, por lo que cuando el bebop llegó al público, había evolucionado demasiado. Se encontró con un rechazo generalizado de público, crítica y de los más prestigiosos músicos swingers, que lo tildaban de "carrera apresurada sin sentido". Marginados e incomprendidos, rechazados también por los medios, los boppers se encerraron en sí mismos, creando una especie de club privado en el que no era fácil entrar, que se sentía superior al resto de músicos y se reía de los que no pertenecían a su grupo, de los que no lograban alcanzar su virtuosismo. Todo esto contribuyó a crear el misticismo que aún envuelve al bebop, y que tanto atrajo a la generación beat. De entre los boppers, podemos destacar al saxofonista Charlie Parker y al trompetista Dizzy Gillespie como creadores del género, mientras que el  siempre misterioso pianista Thelonious Monk lo llevó a sus más altas cotas. Otras figuras a destacar son el también pianista Bud Powell yy el baterista Max Roach.

Miles Davis, uno de los artistas más
 influyentes y polifacéticos del jazz
Sin embargo, a principios de los años 50, algunas de las estrellas del bebop, como Miles Davis, consideraban que este estilo se había estancado. Davis se reunió con el compositor y arreglista Gil Evans, en una busqueda de nuevos sonidos alejados del exceso de energía y tensión y del fraseo rápido y entrecortado del bop y buscando lineas melódicas más largas, en una suerte de reinvención del swing. De esta colaboración surge el álbum Birth of the cool (1950). Como su propio nombre indica, había nacido el cool. Este álbum impactó fuertemente a toda una joven generación de músicos, mayoritariamente de raza blanca y establecidos en la costa oeste (sobre todo en California), por lo que la corriente pronto pasó a llamarse West Coast jazz. Influidos por las enseñanzas de Lennie Tristano y por la música clásica europea - basta escuchar Waltz for Debby, de Bill Evans - desarrollaron un jazz más intimista y suave, donde los arreglos y la producción cobran protagonismo frente a la improvisación. El secreto de esta música reside en el cuidado por los detalles, en la perfecta disciplina de los músicos para lograr una correcta ejecución en grupo y, sobre todo, en su caracter lírico, introspectivo y reflexivo, como se puede apreciar en el Funny Valentine que incluimos más abajo, con Chet Baker y Gerry Mulligan. El cool o west coast jazz conoció rápidamente gran éxito de crítica y público a ambos lados del Atlántico, siendo sus principales valedores los trompetistas Miles Davis y Chet Baker, los saxofonistas Stan Getz, Gerry Mullligan y Lee Konitz y los pianistas Bill Evans y Lennie Tristano.






Para algunos fervientes defensores del bop, el cool suponía el divorcio definitivo del jazz respecto a sus raíces. La reacción no se hizo esperar. Frente al jazz suave, elegante, culto, sofisticado, comercial, refinado y blanco de la costa oeste, anteponen el jazz desaliñado, caótico, abrupto, agresivo. Frente al amaneramiento y la apropiación al que, según ellos,  habían sometido al jazz los músicos blancos, una pléyade de músicos del área de Nueva York (Charles Mingus, John Coltrane, Cannonball Adderley, Sonny Rollins, Art Blakey...) enarboló la bandera de la revolución que Parker y Gillespie habían iniciado unos años antes. El hard bop, o bop duro, fue una vuelta de tuerca más en el concepto iniciado por el bebop, pero fue más que eso. Fue todo un movimiento, poderoso e influyente. El hard bop rompió definitivamente con el swing, incorporó elementos del soul, blues y gospel e, inspirado en los movimientos para la defensa de los derechos civiles, se presentó ante la aún racista sociedad  americana como un movimiento netamente afroamericano. Orgullosamente negro. Esta es nuestra música, vinieron a decir. Nuestras raíces.

Y es que la lista de desagravios hacia los músicos negros era larga. Desde los tiempos de la América confederada en que algunos autores negros fueron expulsados de sus ciudades por defender su igualdad - lo que contribuyó a enriquecer la escena musical de ciudades como Chicago o Nueva York - la situación no había mejorado demasiado. Como hemos mencionado antes, los músicos negros eran divertidos, entretenidos, pero no eran considerados músicos de verdad.  La militancia política o civil suponía en muchos casos la expulsión de la discográfica o serias dificultades para volver a ser contratado. En la zona de Los Ángeles, por ejemplo, existieron el sindicato de músicos afroamericanos (local 767) y el sindicato de músicos, así a secas (local 47); y no fue hasta 1953 que ambos se fusionaron, gracias a la intervención, entre otros, del recientemente fallecido saxofonista Buddy Collette. En plenos años 40, la mayor parte de empresarios, salvo honrosas excepciones, seguían pagando menos a sus músicos negros que a los blancos, e incluso alojándolos en hoteles diferentes. Los músicos del bebop y, sobre todo del hard bop, se rebelaron contra esto, y militaron activamente por los derechos civiles. Algunas de las estrellas boppers, como John Coltrane o Charles Mingus, compusieron varios temas como protesta contra diversos sucesos de carácter racista y apoyaron abiertamente a líderes del movimiento como Martin Luther King.. El bajista Mingus, incluso, formó un grupo de carácter interracial y colaborativo, el Jazz Workshop

Unos años después, Ornette Coleman haría saltar por
los aires las dos corrientes con su nueva propuesta: el free jazz
Con todo esto, y aunque el panorama del jazz de los años 50 estaba claramente situado en una dicotomía cool vs. bop, probablemente sea demasiado simplista limitar las diferencias entre las dos maneras de ver el jazz a una mera cuestión de raza. Además de todo lo descrito, las dos corrientes no eran sino un reflejo de la cultura y el estilo de vida en sus áreas de procedencia: el cool en la más pausada y relajada California, y el bop en el siempre caótico y estresante Nueva York. Ambas corrientes fueron revolucionarias en su momento; ambas sirvieron para forjar lo que es el jazz hoy en día. Y aunque diferentes, y a veces contrarias, ambas costas, ambos lados del jazz, nos han proporcionado momentos mágicos. Y eso es lo que cuenta.

Para terminar, y antes de sugerir una discografía de referencia, os proponemos escuchar las dos siguientes pistas. Se trata de dos versiones del mismo tema, Autumn leaves, una adaptación de un clásico francés. Una es de Stan Getz (el más cool entre los cool). La otra, de Miles Davis, en pleno arrebato bop. ¿Sabríais decir cuál es cuál? Seguro que sí. 

Salud, música y criTeri!





[claudàtor] & MGA


Discografía de referencia

Bebop
1948 Charlie Parker             Savoy Recordings  Savoy
1946Dizzy Gillespie Groovin' high Savoy
1952 Thelonious Monk Thelonious Monk Trio Prestige
1952 The Quintet Jazz at Massey Hall    Fantasy
1953              Bud Powell The definitive Bud Powell            Blue Note              


Cool jazz (west coast)
1950              Miles DavisBirth of the cool Capitol
1949Lennie Tristano              Intuition                                     Capitol
1952 Gerry Mulligan With Chet BakerPacific Jazz               
1955 Chet Baker Chet in Paris Emarcy
1955 Stan Getz West Coast Jazz Emarcy

Hard bop (east coast)
1956            Sonny RollinsSaxophone colossusPrestige
1949Horace silver          And the jazz messengers       Blue Note
1959Miles DavisKind of blueBlue Note              
1957John ColtraneBlue trainBlue Note
1958Cannonball Aderley           Somethin' elseAtlantic

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4 comentaris :

  1. Impresionant l'article i la nova secció! M'ha encantat. El repàs es completíssim i molt vàlid per a profans com un servidor. Gràcies i endavant!

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  2. Fantàstic i emocionant !!

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  3. Gràcies pels ànims! Me'n alegro que us hagi agradat!

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