Diluvio y post-diluvio
Habíamos dejado el mes pasado a ocho seres humanos con entre 3 y 18 millones de animales y varios cientos de miles de plantas, metidos en un barco, hacinados, intercambiando miradas esquivas, pensando si todo aquello tenía sentido o era algún tipo de broma divina…hasta que por fin comenzó la lluvia, que duró 40 días (y 40 noches), hasta cubrir toda la superficie de la Tierra...la cosa se iba poniendo emocionante.
En otras palabras: el nivel del agua, según los testigos de la época (los ocho supervivientes, vaya), subió como mínimo 8800 m (aceptando que el Everest
mediría unas decenas de metros menos que en la actualidad). Nadie se ofenderá si se hace el cálculo basto y, descartando el volumen ocupado por la tierra emergida y suponiendo que el nivel del agua no tenía por qué subir mucho más, tampoco era cuestión de hacer alardes, salen 510 * 106 km2 de superficie terrestre x 8,8 km de altura mínima de la lámina de agua = 4500 * 106 km3, poco más del triple del agua que hay actualmente en la Tierra. Dejando los detalles aparte, vamos a lo importante: ahí estuvieron los 8 humanos caucásicos y los varios millones de bichos flotando a la deriva… salvo las especies polares y boreales, todo apunta a que debieron pasar bastante frío. Por no hablar de lo mal que se debe respirar a 9000 m de altitud sin oxígeno, por muy progresiva que fuera la subida…
Tampoco ponían fáciles las cosas las dificultades logísticas: la comida para tantos seres, que además de abundantísima tenía que ser bien diversa, debía estar muy bien racionada para aprovechar el espacio disponible en el barco…por no hablar de las siempre complicadas cuestiones excretorias, con los sufridos humanos ocupando gran parte de su tiempo en limpiar las jaulas/botes/peceras para evitar riesgos sanitarios…algo de trabajo debieron tener, desde luego.
Algunas de las muchas cosas que uno puede ver en el magnífico Bosque de Bialowieza (Polonia) si comete el error de ir en invierno…
Como todo lo malo, y como todo lo bueno, el diluvio llegó a su fin, para descanso de los tripulantes y del pasaje, aunque se necesitaron aún varias semanas para que el agua se fuera evaporando y volviera a emerger la tierra. Por cierto que el relato oficial dice que apareció un arco iris y una de las palomas del arca voló y volvió con una ramita de olivo, para mostrar que el nivel del agua había bajado. Y ambos símbolos (el arco iris y la paloma de la paz con la rama de olivo) han llegado hasta nuestros días como símbolos de la paz, entre otras cosas tan bien analizadas por Ricky Gervais.
La nave se acabó posando plácidamente en algún punto del Monte Ararat (que me expliquen de dónde salió la ramita de olivo cuando esta montaña, de casi 5200 m, estaba sumergida y aún no había sido avistada; debían estar todos mirando en la dirección equivocada). Y desde allí, en una estampida que debía ser comparable a la que se produce en un avión de pasajeros ibéricos para ser el primero en llegar al pasillo y quedarse allí de pie esperando durante 5 minutos a que abran la puerta (los menos afortunados quedarán con la cabeza inclinada bajo el compartimento de las maletas), toda la biodiversidad del planeta se bajó del barco en alegre séquito, en medio de desolado y embarrado paisaje. Por delante tenían la dura pero motivadora tarea de volver al ecosistema del que habían sido abducidos (los endemismos americanos, oceánicos y de islas remotas debieron pasar una auténtica prueba de fuego en su periplo, porque, además del tiempo necesario para llegar, no debía haber gran cosa para echarse a la boca / pico / seudópodos después de tan tremenda inundación) pero con el ánimo alegre por ser los llamados a repoblar de nuevo el Planeta.
Ojo, las recombinaciones dentro de cada especie, tanto entre humanos como entre los animales “no puros” (recordemos, aquellos de los que solo se guardó una especie, que eran prácticamente todas) debieron ser bastante delicadas, y es probable que muchos de los descendientes comenzaran a mostrar sus problemillas por la escasa variabilidad genética y el hecho de proceder de dos únicos individuos (como todos los genetistas, Austrias y Borbones saben, conviene salir de vez en cuando fuera de la familia para encontrar pareja). El amigo Noé se lo había organizado algo mejor: como dijimos, estaban él, la mujer, los tres críos y las tres respectivas (de ellos). Las cuatro mujeres no estaban emparentadas entre ellas (que se sepa), por lo que podrían aportar diversidad genética, y no es improbable que el bueno de Noé sacara el tema a sus nueras “por el bien de la especie”. La pega de este festival incestuoso radicaba que los cuatro hombretones tenían el mismo cromosoma Y, que se deduce que es el mismo que ha llegado a todos los hombres de la actualidad, sorprendentemente…
Así que la Historia humana se puede resumir en tres fases:
- Proliferación de gentes a partir de Adán y Eva (ojo, solo una pareja que solo tuvo hijos varones, los detalles escabrosos se los ahorraron), con una expansión tremenda y con tintes crecientemente pecaminosos por el Mundo hasta que el Altísimo se hartó, dio el chivatazo a Noé y 120 años después…
- 40 días de diluvio, y “unos cuantos más” para que la cosa se vaya secando….
- …tras lo cual quedan 8 supervivientes...y a partir de ahí, nueva expansión y retorno de la maldad, hasta nuestros días.
Por supuesto, quedan algunos cabos sueltos que probablemente se vayan desvelando en algún previsible spin-off de la historia, o quizá se vayan cruzando con otras memorables subtramas …¿de dónde salieron las diferentes razas humanas? ¿Qué concentración de oxígeno debió quedar en el aire tras su utilización en la generación de tamaño volumen de agua? ¿Cómo hizo Noé de bien el diseño de la cubierta del barco para que pudiera evacuar una precipitación total acumulada en 40 días con sus noches de 9 km/m2 (9 millones de litros por metro cuadrado, es decir, 225.000 litros/m2 al día o 156 l/m2/minuto)? ¿Qué misterioso proceso volvió a llevarse todo ese agua de nuevo de la Tierra? ¿Cuánto tiempo necesitó el suelo para volver a ser fértil, después de estar sin oxígeno durante 40 días, y con un incremento esperable de su salinidad? Si el Altísimo conoce el pasado, el presente y el futuro, ¿merecía la pena tanto efecto especial y tanto exterminio de humanos y animales (recordemos que también pagaron la ira divina todos aquellos individuos que no subieran al barco) si luego la ciudadanía volvería a corromperse en otros memorables capítulos como Babel o Sodoma y Gomorra? Temas éstos, por cierto, futuriblemente analizables por estos pagos...
El observador
El momento jocoso:
Una web sin desperdicio descubierta recientemente…
El enlace:
Al parecer, el mito del arca de Noé procede, como casi todo, de un mito sumerio: Ziusudra, que, por cierto, es bastante más creíble, dentro de todo…
La cita:
“Como cualquier persona normal, usted tenderá a creer cualquier estudio que apoye su opinión actual e ignorará todo lo demás” Scott Adams, El principio de Dilbert.
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