Suena bien esta palabra. Y ayer fui testigo de una actitud respetuosa digna de mención. Ayer llegaron a Valladolid las reliquias de Don Juan Bosco. Fui a la ceremonia que se celebraba en un colegio salesiano, y me acompañó una joven americana que está viviendo en mi casa estos días en un programa de intercambio.
Ella ya me dijo que no era cristiana, y que no sabía nada del catolicismo. Yo la conté lo que sabía de Don Bosco y nos fuimos para allá. Durante la hora que duró todo, ella no abrió la boca, estuvo en pie en actitud respetuosa y preguntó después al respecto de lo que hizo el fundador de los Salesianos. Durante la ceremonia, me dí cuenta de que se había puesto su colgante en la nuca. Pensé que lo había colocado allí por que no le pareció correcto hacia los demás, estar en la ceremonia, con su colgante “pagano” y en algún modo, lo escondió. Y así me lo confirmó después cuando la pregunté al respecto.
La actitud de Hannah (que así se llama) me pareció correctísima, pero no “buena”, por que era la que correspondía. Me resisto a aplaudir a alguien por que trabaje, por que no robe, o por que, en una palabra, sea respetuoso. Lo que habría sido vergonzante, sería si hubiera hecho algo diferente a no respetar por encima de todo los sentimientos de aquellos que estaban allí, bien hablando con el móvil, bostezando,… De hecho, cuando la agradecí el gesto y lo alabé, ella se mostró extrañada por que, efectivamente, no entendía por qué yo elogiaba su conducta que ella consideraba normalísima.
Por ello, no logro entender a aquellas personas que no guardan un respetuoso silencio cuando suena un himno, (ya sea de un equipo, de un país, de una ciudad o de una peña amateur de dardos del Guatemala), cuando se iza una bandera, cuando pasa una procesión, cuando se entran en un templo,…
Me parece inconcebible que se haga mofa de cualquier símbolo religioso, que se insulte cualquier signo o figura de cualquier religión, que se muestre malestar por tener que cubrirse la cabeza en una sinagoga o descalzarse al entrar en una mezquita turca,…
Considero mezquino que cualquiera insulte y veje con su actuación, cualquier símbolo que para cualquier persona signifique algo importante, como pueda ser una bandera, una camiseta de un equipo, un himno, un paso procesional, un templo,… Sí. Es verdad que son canciones, telas, esculturas, espacios… pero si para cualquier persona (aunque sólo sea una) son mucho más, son sus sentimientos… nadie está en su derecho de herirle. Sea el equipo que sea, sea el territorio que sea, sea la religión que sea.
Por todo ello, gracias Hannah, por que ayer me recordaste que las cosas pueden aún ser normales en el mundo y que nos podemos respetar los unos a los otros. Me hiciste ver que se puede no ser de Liechenstein, pero que se puede escuchar su himno con respeto, que se puede no ser del Atlético de Sydney, y que se puede aplaudir cuando entra en el campo, que se puede no ser de la religión de Sumatra, pero que se puede guardar silencio cuando se ve a alguien de allí rezar en sus templos… Gracias por hacerme ver que se puede tener unas ideas, pero también, respetar las de los demás sin herir los sentimientos de nadie.
Alberto Bosque Coello
Ella ya me dijo que no era cristiana, y que no sabía nada del catolicismo. Yo la conté lo que sabía de Don Bosco y nos fuimos para allá. Durante la hora que duró todo, ella no abrió la boca, estuvo en pie en actitud respetuosa y preguntó después al respecto de lo que hizo el fundador de los Salesianos. Durante la ceremonia, me dí cuenta de que se había puesto su colgante en la nuca. Pensé que lo había colocado allí por que no le pareció correcto hacia los demás, estar en la ceremonia, con su colgante “pagano” y en algún modo, lo escondió. Y así me lo confirmó después cuando la pregunté al respecto.
La actitud de Hannah (que así se llama) me pareció correctísima, pero no “buena”, por que era la que correspondía. Me resisto a aplaudir a alguien por que trabaje, por que no robe, o por que, en una palabra, sea respetuoso. Lo que habría sido vergonzante, sería si hubiera hecho algo diferente a no respetar por encima de todo los sentimientos de aquellos que estaban allí, bien hablando con el móvil, bostezando,… De hecho, cuando la agradecí el gesto y lo alabé, ella se mostró extrañada por que, efectivamente, no entendía por qué yo elogiaba su conducta que ella consideraba normalísima.
Por ello, no logro entender a aquellas personas que no guardan un respetuoso silencio cuando suena un himno, (ya sea de un equipo, de un país, de una ciudad o de una peña amateur de dardos del Guatemala), cuando se iza una bandera, cuando pasa una procesión, cuando se entran en un templo,…
Me parece inconcebible que se haga mofa de cualquier símbolo religioso, que se insulte cualquier signo o figura de cualquier religión, que se muestre malestar por tener que cubrirse la cabeza en una sinagoga o descalzarse al entrar en una mezquita turca,…
Considero mezquino que cualquiera insulte y veje con su actuación, cualquier símbolo que para cualquier persona signifique algo importante, como pueda ser una bandera, una camiseta de un equipo, un himno, un paso procesional, un templo,… Sí. Es verdad que son canciones, telas, esculturas, espacios… pero si para cualquier persona (aunque sólo sea una) son mucho más, son sus sentimientos… nadie está en su derecho de herirle. Sea el equipo que sea, sea el territorio que sea, sea la religión que sea.
Por todo ello, gracias Hannah, por que ayer me recordaste que las cosas pueden aún ser normales en el mundo y que nos podemos respetar los unos a los otros. Me hiciste ver que se puede no ser de Liechenstein, pero que se puede escuchar su himno con respeto, que se puede no ser del Atlético de Sydney, y que se puede aplaudir cuando entra en el campo, que se puede no ser de la religión de Sumatra, pero que se puede guardar silencio cuando se ve a alguien de allí rezar en sus templos… Gracias por hacerme ver que se puede tener unas ideas, pero también, respetar las de los demás sin herir los sentimientos de nadie.
Alberto Bosque Coello
Alberto, lo comparto casi todo contigo, pero solo casi todo. ¿hay que respetar a una bandera, un himmo, unos colores que te imponen "a la fuerza" por encima de los tuyos?.
ResponEliminaA mi también me parece muy importante el respeto, Alberto, pero lo cortés no quita lo valiente y a veces uno tiene la necesidad de manifestarse. No es lo mismo abuchear un símbolo porque uno está de juerga pasándoselo genial y le apetece divertirse despreciando a alguien que considera inferior, que abuchear un símbolo porque se quiere protestar por un abuso que esa persona o institución ha cometido contra tí (o que crees que ha cometido).
ResponEliminaA nadie le gusta que le critiquen ni le abucheen, pero hay que reconcoer que a veces todos hacemos las cosas mal y es bueno que nos lo recuerden. Ni la bandera de España ni ninguna otra está libre de ser abucheada cuando se lo merece. Los norteamericanos, por ejemplo, si algo admirable tienen es su capacidad para criticarse a si mismos. No hay cine más crítico con EEUU que el que hacen ellos mismos (en ocasiones). Los españoles tenemos muy poco interiorizado eso de que podemos criticarnos a nosotros mismos y no pasa nada, es educativo y sirve para aprender, podemos reirnos de nosotros mismos y no pasa nada, podemos cambiar, podemos superar las cosas malas del pasado y renunciar a partes de nuestra identidad que ya no nos representan....y no pasa nada.
Un abrazo. Marga.
Alberto, pues yo tampoco estoy de acuerdo contigo.
ResponEliminaY es casualmente por lo que se expone en los 2 comentarios anteriores.
Nabrazo
Pepe López
Alberto,
ResponEliminapara mi el RESPETO fue el mero hecho de asistir al acto, más siendo un acto que no tenía nada que ver con su religión.El detalle de colocarse el colgante hacia detrás no simboliza EL RESPETO. El hecho de asistir a un acto y mantener una actitud y una disposición decorosa es suficiente. ¿De que me sirve que vayan los católicos apostólicos y romanos, con medallas de la Virgen, o crucifijos, eso sí, DE ORO, y durante el acto, bostecen, se "anden en la nariz", tengan el móvil encendido, hablen con el de al lado o critiquen a los conocidos cuando les ven pasar? Prefiero a los que como Hannah, lucen un COLGANTE PAGANO, de manera natural y NO OSTENTOSA,y MANTIENEN UNA ACTITUD DECOROSA...
¿Y que me dices de esa CONGREGACION RELIGIOSA que regenta colegios de enseñanza para NIÑOS Y ADOLESCENTES, que SOLO ADMITE a los que tienen buen expediente académico,a los que aprenden sin que les cueste o a las que se portan cómo ELLOS CREEN que es correcto? A estos SALESIANOS SIGLO XXI, les ha quedado "poco poso" de la doctrina de su Fundador...¡Con la IGLESIA hemos topado!
Hay hay hay...SI SAN JUAN BOSCO LEVANTARA LA CABEZA...
Mira Alberto, mi religión es "Levantarme cada mañana, con el FIRME PROPOSITO de ser buena persona y de INTENTAR HACER EL MAYOR BIEN QUE PUEDA EN MI ENTORNO!!!!
LA HIPOCRESIA Y LA OSTENTACION DE LA ACTUAL CONGREGACION SALESIANA...NO SOLO ES IRRESPETUOSA, ES EXCLUSIVISTA, DISCRIMINATORIA Y HASTA TIENE RETAZOS DE MALTRATO INFANTIL
Para Marga: precisamente, yo creo que la capacidad de autocrítica española es absolutamente definitoria de nuestro carácter...eso sí, con una tendencia a la exageración. Ya que sacas el tema del cine, y sin necesidad de ir a otras muestras más modernas, mira cualquier película de Berlanga o muchas de Buñuel (el ángel exterminador, por ejemplo) para ver cómo la capacidad de autocrítica es tremenda. Lo que no verás nunca en EEUU es a gente silbando su himno (por no ser linchados, entre otras cosas) o a cualquier otro himno nacional. En España es tradición (ojo, no solo en regiones periféricas) deplorar símbolos que ninguno de los presentes ha elegido, y que por tanto nos han sido impuestos a TODOS. Es una de las cosas que nos hace diferentes...
ResponEliminaSi en la educación que recibimos se hiciera mucho mas hincapíe en el RESPETO harían falta muchisimas menos leyes y dejaríamso de vivir es este estado de crispación desde el que viven y escriben algunos.
ResponEliminaAndrea
Contrapunto: la sangre que ha sido derramada en nombre de las banderas y las religiones.
ResponEliminaApreciadísimo Alberto:
ResponEliminaMuchas gracias por la nota con el artículo que nos enviaste. No había querido responderte sin antes analizar algunos de los conceptos:
Mi concepto de crisis, algo diferente al concepto que tienen los japoneses quienes definen a esta palabra como "oportunidad", es la misma situación que a uno se le presenta cuando se llega a la bifurcación de un camino desconocido, entonces se trata es de "tomar decisiones", es decir, tener que decidirse por cuál camino tomar, o bién por el de la izquierda?, o bién por el de la derecha?, eso es todo.
He llegado a la conclusión que no importa la decisión que tomes o el camino que tomes, será bueno, pero también malo si así lo quieres considerar. La actual crisis que padecen todos los sectores de la economía, y haces muy buena comparación con la pesca, es como la temporada de mala pesca. Y es que ese es el punto, tenemos menos peces, pero las mismas bocas que alimentar.
La decisión a tomar, es la que tomaría un padre de familia sensato en medio de una enorme multitud tras el mismo botín: Tener clara conciencia de la responsabilidad como líder de una familia o de un sector de la economía y comenzar a generar confianza, no solo a nivel de la familia, si no de aquellos de quienes se está rodeado, pero sobre todo, a generar confianza en sí mismo.
El resúmen es: Entre más grande sea el incendio, más cabeza fría. No se trata de reaccionar emocionalmente o histericamente en medio de la tempestad. Hay que generar confianza y este es el valor más importante en el éxito de cualquier economía, pero sobre todo en la adversidad. Hay que pensar en todos y para todos, no podemos pretender ser los más exitosos si consideramos que nos debemos quedar con toda la poca pesca disponible, hay que pensar a largo plazo, pues es solo en la época de las dificultades en que tenemos la oportunidad para la creatividad, para volvernos recursivos, ingeniosos, eficientes y esta es la oportunidad para replantear nuestras empresas. No las podemos dejar caer ni desmejorar, pero sí que tenemos que ser discretos, cautelosos, prudentes, cuidadosos,ahorrativos y equitativos tratando de que los pocos recursos alcancen para todos, no podemos dejar morir a ninguno de hambre, pues eso solo significa un preaviso para nosotros mismos.
Creo que es la oportunidad de comprender y de reconocer explícitamente el amor que se merece esta hermosa industria que es el turismo y que ha sido como esa especie de compañera leal en medio de muchas de nuestras dificultades. Hay que dar lo mejor de sí, con la convicción de que en todo lo que le invirtamos ahora, será tarde o temprano debidamente recompensado. Ahora es cuando necesitamos dedicarle nuestros mejores esfuerzos, dedicación e inversión, lo que no hagamos ahora, dificilmente lo recuperaremos en la bonanza.
Recibe un sincero saludo de aprecio y mi admiración.
Germán