Spring Breakers es un filme sibilino y perfectamente orquestado. Por un
lado, una estética videoclipera tremendamente elaborada, acompañada de una omnipresente
banda sonora, que como el propio Korine dice, licúa las imágenes, para lograr transmitir
un mensaje cargado de mala baba sobre el origen de sus princesitas, los espectáculos
tipo Jersey Shore (líder de audiencias en el MTV).
Este tipo de programas alimentan la raíz de los objetivos vitales de cierta juventud; emular a sus estrellas y para ello nada mejor que salir en este tipo de programas. Es decir, quieren dar el salto al otro lado del espejo para ver si son capaces de entrelazar alguna relación sináptica entre alguna de sus aturdidas neuronas. De este modo se presentan nuestras 4 protagonistas, hartas de la escuela y la rutina, se enfundan sus bikinis y deciden que sin fiestas no es posible superar su hastío (la escuela, sus padres, la iglesia...); deciden irse al paraíso, a Florida, y no les detiene nada, ni siquiera estar sin blanca. La recreación de como lo consiguen es uno de los momentos más logrados del filme.
Este tipo de programas alimentan la raíz de los objetivos vitales de cierta juventud; emular a sus estrellas y para ello nada mejor que salir en este tipo de programas. Es decir, quieren dar el salto al otro lado del espejo para ver si son capaces de entrelazar alguna relación sináptica entre alguna de sus aturdidas neuronas. De este modo se presentan nuestras 4 protagonistas, hartas de la escuela y la rutina, se enfundan sus bikinis y deciden que sin fiestas no es posible superar su hastío (la escuela, sus padres, la iglesia...); deciden irse al paraíso, a Florida, y no les detiene nada, ni siquiera estar sin blanca. La recreación de como lo consiguen es uno de los momentos más logrados del filme.
La película mezcla de manera subversiva la
delincuencia callejera, (desde la más higiénica hasta la más sórdida), cierta
violencia verbal, sexo duro pero no explícito (Korine se guarda de no mostrar
nada excesivo, pero sí que roza situaciones pornográficas) y todo tipo de
consumo de estupefacientes. El “American Dream” es logrado por estas jovencitas
(3 de ellas nada inocentes), sólo que para lograrlo pasaran la aduana y conocerán
al "Salvador del lumpen", una especie de chulo puta impecablemente
interpretado por James Franco. Una de ellas, Faith (Selena Gómez) curiosamente
recula cuando todo se va transformando en algo que ella intuye demasiado
sórdido; quizás para salvaguardar su imagen (la de la actriz, en un pacto con
Korine), y mostrándonos excusas del tipo yo pecador ("Mama tu nunca me
habrías dejado venir"). Es interesante este personaje (muy marcado con una
voz en off narrativa) porque representa la profunda hipocresía en la que vive
este entorno social.
Todo el filme tiene un tufillo gamberro pero
a su vez es limpio, pulcro e higiénico; la escenografía, la coreografía
(movimientos de los personajes ante la cámara) es tan cuidada que contrasta con
la temática que muestra; hasta tal punto, que en ocasiones, no nos damos cuenta
de la carga vitriólica del filme. Paradigma de ello son, no sólo de ese “loop”
de imágenes en slow motion de las fiestas playeras, sino la increíble capacidad
para que resulte medianamente creíble el que nuestras jovencitas estén siempre
en bikini, incluso en presencia del juez.
El momento estelar del filme define muy bien
todo lo que estamos intentando decir. Suena Everytime
de Britney Spears, Alíen toca el piano en medio de la playa, al atardecer, y sus
chicas revolotean en bikini y pasamontañas de colorines blandiendo fusiles y
metralletas al estilo Fred Astaire. La escena es mostrada en “slow motion” mezclando
música extradiegética con diegética; imagen perdurable y pregnante donde las
haya. Este tipo de momentos son un claro exponente del culto al voyeurismo; de
hecho, la proliferación de imágenes en ralentí, o la reconstrucción del primer
atraco con pistolas de juguete, evidencia una seducción por la exhibición y por
la doble representatividad como ya hemos mencionado con el “loop” playero.
Para muchos, Spring Breakers es un filme revolucionario, que logra ir más allá
de los códigos de representatividad de los videos musicales. Un salto al vacío
en la filmografía de Harmony Korine, que le acerca mucho a otros grandes de la
filmografía norteamericana actual. De hecho su valor significante habría que
enmarcarlo en una contundente critica a la decadencia moral sobre la que
gravita la sociedad norteamericana actual; una sacudida al reverso tenebroso de
una sociedad que no sabe cómo salir del abismo del culto a las armas y a la
descerebrizacion de parte de su juventud, tal y como continuamente profetizan y
analizan realizadores como Gus Van Sant,
Paul Thomas Anderson, Steve Soderberg o Michael Moore.
FICHA TÉCNICA: Título original: Spring
Breakers. Nacionalidad: USA -
Francia, 2012. Director y guión:
Harmony Korine. Producción: Muse
Productions, División Films, Radar Pictures. Fotografía: Benoit Debie. Música:
Clift Martínez, Skrillex. Montaje:
Douglas Crise. Intérpretes: James
Franco, Selena Gómez, Vanessa Hudgengs, Ashley Benson, Rachel Korine, Heather
Morris, Ashley Lendzion, Cataluña Taylor, Emma Holzer, Josh Randall. Duración: 92'. Distribución: Vértigo Films.
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