La mano del demonio
me llama desde el árbol de la ciencia.
Me llama por mi número.
Me regala su reino
por un verso de orgullo contra el polvo
del que nací, y al cual retornaré
como mi madre.
Ella está en mí. Yo, en ella.
Ambos estamos
dentro de un mismo vientre, reunidos
adentro de las cosas que existen y se mueren
de su existencia, adentro de los árboles,
donde despunta el sol en sus raíces.
Porque si soy el día, ella es la aurora,
ella es la identidad, y yo su idea fija.
Ambos desembocamos en el vientre
de la madre común, estremecida
en su virginidad preñada por el fuego.
Estoy creado en fósforo. La luz está conmigo.
La materia es mi madre.
Soy el pájaro ardiente de negra mordedura
que hace su nido en el pezón de la virgen,
por donde sale la materia
como una vía láctea,
a iluminarme el movimiento de la obscura
mancha solar del solo pensamiento.
Fragmento.
Gonzalo Rojas (1917 - 2011).
me llama desde el árbol de la ciencia.
Me llama por mi número.
Me regala su reino
por un verso de orgullo contra el polvo
del que nací, y al cual retornaré
como mi madre.
Ella está en mí. Yo, en ella.
Ambos estamos
dentro de un mismo vientre, reunidos
adentro de las cosas que existen y se mueren
de su existencia, adentro de los árboles,
donde despunta el sol en sus raíces.
Porque si soy el día, ella es la aurora,
ella es la identidad, y yo su idea fija.
Ambos desembocamos en el vientre
de la madre común, estremecida
en su virginidad preñada por el fuego.
Estoy creado en fósforo. La luz está conmigo.
La materia es mi madre.
Soy el pájaro ardiente de negra mordedura
que hace su nido en el pezón de la virgen,
por donde sale la materia
como una vía láctea,
a iluminarme el movimiento de la obscura
mancha solar del solo pensamiento.
Fragmento.
Gonzalo Rojas (1917 - 2011).
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