¿Cómo llamaríais a una persona que, después de viajar por trabajo, antes de regresar a casa con su esposa, se quedara unos años de paseo sin hacer nada, sin dar noticias de vida. Mientras, se acuesta desbaratadamente con varias mujeres y luego, cuando vuelve, en lugar de apresurarse a abrazar su esposa, se traviste, para comprobar, encubiertamente, que ella le haya sido… fiel? Se le podría calificar de miserable. Pero se llama Ulises, el héroe Ulises.
Su viaje épico y su personaje, tan moderno, complejo y contradictorio ha formado y representado no sólo la figura del héroe, sino también siglos de relaciones de pareja, aunque sólo sea en el mundo mediterráneo y latino.
Es cierto, aunque se podría dudar al respecto, que Odiseo se pierde y no puede encontrar el camino de vuelta a casa, es cierto que su intención de volver siempre está clara, es cierto que, para no caer en la tentación de las sirenas que le conducirían a una lujuria sin retorno, se hace atar al mástil (pero sin renunciar a escuchar su canto), pero –mientras tanto– disfruta sin parar, con las mejores mujeres del Mediterráneo, incluyendo Calipso, quien se mantiene con él durante 7 años (!), amándolo y mimándolo como la más servicial de las geishas. Y luego, una vez de vuelta en casa, no tiene ni siquiera el coraje de enfrentar la posibilidad de que Penélope, ¡se haya despechado con algún capricho! Teniendo en cuenta que, entre otras cosas, después de diez años sin siquiera un SMS, ella habría podido legítimamente considerarlo muerto.
Ulises puede permitirse el lujo de hacer todo esto, se sabe el hombre y porque está seguro (o casi) de que Penélope le estará esperando en casa, inmaculada, sin alejarse de la chimenea. ¿Sería posible una Odisea al revés? Con Penélope que se pierde por el Mediterráneo, terminando en la cama con Titanes, reyes, jóvenes apuestos héroes, mientras que Ulises está esperando en casa haciendo crucigramas en la terraza? Por supuesto que no; ni en la época de Homero, ni en la actual.
En el imaginario colectivo de los últimos milenios, la historia nos recuerda la imagen de Ulises, un poco travieso, pero que debe ser perdonado porque él es un héroe, porque él es el blanco de la mala suerte, porque ¿quién podría resistirse a esas tentaciones?. Pero sobre todo porque se trata de un hombre en el sentido de macho. En cambio, Penélope es virtuosa y modelo de mujer, ya que le espera en casa, fiel y sin malos pensamientos, perfectamente determinada a mantener alejados a todos sus pretendientes. En resumen: el esquema clásico según el cual al hombre, en cuanto hombre, se le puede conceder algunas travesuras, a condición de que vuelva a casa, donde la mujer está lista para recibirlo con la cena preparada y palabras de comprensión.
Aunque para algunos, esta visión de la pareja puede parecer pertenecer al pasado, creemos en cambio que todavía es actual. A las mujeres se les sigue pidiendo algo más de fuerza y solidez, ya que, en muchos sectores de la sociedad, las discriminaciones, aunque tal vez eliminadas por la ley, son profundas y punitivas. A las mujeres, paradójicamente, no se les permite ser débiles (sexta entrada). Y entonces, cuando llega la soledad, el miedo se cuela, cuando te sientes insegura, cuando a tu alrededor impera el escepticismo y la desconfianza, en ese ambiente, para una mujer, el milenario modelo Penélope-Ulises quizás pueda resultar un camino fácil.
En una sociedad donde los hombres todavía siempre deben demonstrar ser fuertes y las mujeres, en muchos contextos, siguen siendo consideradas sólo cuerpos, es fácil sucumbir a la tentación de caer en el modelo de la virtuosa Penélope, quien espera en casa, en el sentido real o figurado, que el hombre termine sus viajes, que pueden significar caprichos, debilidades, paranoias, trabajo y –seamos sinceros– incluso una dificultad crónica para asumir responsabilidades.
Además, el esquema Ulises-Penélope no sólo es fundamentalmente injusto, sino tres mil años después de Homero, es hoy día, aún más punitivo para la mujer. Porque, si hasta hace unos años, el hombre de verdad volvía a casa, hoy en día esto no está absolutamente asegurado. Hoy en día, el carácter sagrado de la familia ya no existe y los ulises contemporáneos, después de años en los brazos de alguna calipso, circe o nausicaa, errando en la inmensidad del Mediterráneo, hacen sus cuentas y en lugar de volver a su penélope, singular, entre cuatro paredes, en una islote rocoso donde lo más excitante es salir a comer queso feta y aceitunas en la taberna de siempre, se quedan dando tumbos entre una mujer y la siguiente. Y, ¡hasta luego Penélope! A Telémaco le veo los fines de semana y el resto de los días, ¡hago lo que me dé la gana!
Y entonces, hoy en día, tal vez, si realmente quieren seguir juntos e irse juntos de viaje por las aguas dulces y perfumadas del Mediterráneo, Ulises y Penélope podrían esforzarse en ir más allá del arquetipo homérico. Ella podría buscar más valentía para rechazar este esquema que la denigra y la limita, poniéndole tajantemente entre la espada y la pared a él, quien debería entender que ser un héroe no es sólo derrotar a los troyanos o navegar más allá de las Columnas de Hércules, sino también –por ejemplo– respetar su relación con Penélope, su convivencia, compartiendo con ella, por ejemplo, sus propias debilidades. Una relación de pareja sigue siendo una hermosa aventura, aunque hoy en día sea más complicada y difícil que nunca. Se le podría denominar… una auténtica odisea...
Home Des d'Itàlia Otro Ulises, otra Penélope
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Comentaris del missatge
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Ciao, grazie per il tuo commento .
ResponEliminaMi dispiace di scrivere in spagnolo , ma è più facile per me.
Me parece muy interesante tu punto de vista, sólo que no has tomado en cuenta el contexto histórico en el cual fué escrita la Odisea. Yo también me pregunto ¿porqué se considera a Odiseo fiel? teniendo el caso de Calipso y Circe, pero necesito una respuesta más histórica y menos subjetiva.