Compleja
la situación de la sociedad que pasó
deprisa del analfabetismo a la
“invasión” de la la informática…sin pasar por la literatura. Se dan muchas
posibilidades de vivir y actuar más como objeto pasivo que como “sujeto”libre y
activo.
La
frase de Mc Luhan:” El medio es el mensaje” nos da a entender que lo
verdaderamente importante es el “aparato”: su magia, el status que da al
individuo que lo posee…, de forma que resulta más importante el medio que el
contenido.
Los
que nos hemos ido incorporando- a veces hasta con resistencias-a los nuevos
aparatos informáticos, en muchos casos habíamos atravesado ya la etapa escolar,
intentando el dominio de las habilidades lingüísticas como herramientas
indispensables para manejarse en una sociedad todavía agraria, preindustrial…
Sin
querer simplificar nos parece que existe desproporción entre la “formación”
personal y el uso indiscriminado de los aparatos informáticos, aunque se llamen
”inteligencia artificial”: el iPhone, los drones, el coche inteligente…Compramos otro ordenador “con más memoria”. Pero…¿para
qué? Como que nos identifica el acceso al “último modelo”:nos sentimos
pertenecientes a este momento.
-Papá,
en mi pandilla tienen todos móvil menos yo. Y ¡funciona la presión! El niño lo
mostrará en clase.¡Ya! ¡Yo también!
En
una ocasión acudo a un Instituto de Secundaria en Santander. Saludo a Steeph,
del Congo, que trabaja en mantenimiento del Instituto. Me comunica lleno de
alegría que después de once años ha logrado hablar con su madre que vive en el
Congo. ¡Fantástico el móvil!.
Salimos
al patio del Instituto, y nos resulta chocante ver a dos compañeros de clase de
Secundaria que, colocados en esquinas del patio “juegan” a llamarse por el
móvil…Juegan con su aparato.
En
esta etapa en que es decisiva la elaboración de un buen campo imaginativo, una
riqueza de ideas y palabras…que van a ser las herramientas definitivas
características de lo humano, sin lo que no es posible la comunicación, la
capacidad crítica, la libertad…
Cuando
un niño escucha los primeros cuentos puede haber visto ya muchas horas de
televisión, que a la velocidad de la luz le genera emociones de todo tipo. En
breves minutos un niño percibe el resultado de una situación cómica o violenta.
Cuando enj sus padres o la profesora de la escuela infantil pretenda leerle un
cuento, el niño tiene dificultad para esperar el desenlace, menos para
disfrutar de elaboración del argumento en su complejidad y riqueza, que iría
construyendo su sensibilidad, su espíritu crítico incipiente, las emociones de
la trama. En vez de esto se ha ido acostumbrando a llenar “su maleta” de
contenidos enlatados…muy rápidamente.
Pero
“un niño no es una maleta a llenar, sino un fuego a encender”.-Cfr. M.
Montaigne.
Al
comprobar que un uso irracional de estos medios resulta caro y un tanto
frustrante, empezaremos a intentar un uso inteligente, moderno, con muchas
posibilidades.
Guillermo
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