Bienvenido, Mr Russian


Hace tres o cuatro años que se repite la misma liturgia cuando se acerca el por muchos ansiado salón inmobiliario de Barcelona. Enciendes la tele y el periodista de turno te suelta que una horda de rusos cargados de rublos se dispone a descender sobre el mercado inmobiliario de la ciudad condal. En la entrevista de rigor los ávidos inversores en potencia declaran que el mercado inmobiliario barcelonés presenta una oportunidad única y que van a arramblar con todo piso que se menee. 

Te entran ganas de levantarte de un brinco del sofá y apresurarte a reservar un piso antes de que los precios comiencen a subir vertiginosamente, como pronosticaba un conocido promotor en 2007. Los datos que acostumbran a ofrecer en esta suerte de publirreportajes televisivos son ciertos: El número de inmuebles comprados por rusos en España ha subido un 63% entre 2007 y 2011; ahora son la cuarta nacionalidad que más casas compra y su peso entre los extranjeros se ha multiplicado por más de tres veces en ese mismo periodo. No es de extrañar que los potenciales vendedores se froten las manos. A los hijos del Kremlin les dedican cientos de metros cuadrados del salón inmobiliario e innumerables seminarios. Uno de ellos, con cuyo módico precio (66 euritos) ya te advierten de que no te van a descubrir ningún gran secreto, te instruye sobre “Cómo venderle a los rusos”. Así a bote pronto, sin haber asistido a la charla, se me ocurre: dejar la barretina a un lado, reabrir las plazas de toros, mucho vestido de sevillana, mucho sombrero cordobés y mucho vodka. Y es que el tratamiento que se les está dispensando a los rusos parece más propio de aquella preciosa sátira de la posguerra Luis García Berlanga, Bienvenido Mr Marshall, que de una potencia económica grande y libre como la nuestra. En el film, los habitantes del ficticio pueblecito de Villar del Río, con un arte y salero castellano que no sepué aguantá, se disfrazan de faralaes para ver si, personificando el topicazo íbero, consiguen granjearse la generosidad de los americanos guapos y sanos que tenían que rociar a los villareños, en particular a las mocitas más presumías, con los regalos del Plan Marshall. Después de tanto preparativo y tanta expectación, los americanos acaban pasando de largo, haciendo añicos las ilusiones de todo el pueblo. ¿Y aquí?Después de tanto revuelo ¿cuántas propiedades compraron en 2011 nuestra esperanza eslava? Pues según las estadísticas de los registradores los rusos acabaron adquiriendo 1.645, es decir, ¡el 0,47% del total de las ventas! (hubo 346.000 transacciones en 2011). En lugar de darles tanto bombo a los rusos, los promotores harían bien en tratar de volver a venderles a los británicos las 17.072 viviendas que les endosaron en 2007 y que ahora se han quedado en 4.007.

Por cierto, en 2007 entre ecuatorianos, colombianos, peruanos y bolivianos adquirieron 10.033 inmuebles, cuando todavía no eran del todo ciudadanos de segunda. Aquellos inmigrantes sí que fueron la gallina de los huevos de oro; si no, que se lo pregunten a Miguel Blesa, ex presidente de Caja Madrid. Todas esas nacionalidades han desaparecido ahora de los primeros 20 puestos del ránking de mayores compradores que hasta hace poco copaban.

No aprendemos. Nuestra mayor ilusión es que nos toque la lotería. Albergamos la esperanza  que de la noche a la mañana por arte de birlibirloque se nos resuelvan todos nuestros problemas de golpe. Sentimos la irreprimible necesidad de creer en los Reyes Magos de Washington, de Moscú o de donde sea, que cual deus ex machina de tragedia griega nos saquen de nuestros apuros.

Pero entre nosotros hay incrédulos que no confían en que los inversores de Rusia, los políticos de Madrid o los burócratas de Bruselas nos saquen las castañas del fuego. En esta categoría debe encontrarse Gerardo Díaz Ferrán, ex presidente de la patronal española. Según publican algunos medios, guardaba en su casa 150.000 € en efectivo (calderilla para la fortuna que se le supone). Una posible interpretación es que, ahora que cada vez parece menos probable que vaya a haber un Plan Marshall europeo, Díaz Ferrán atesorase semejante cantidad de efectivo por si las cosas se pusiesen feas de verdad al sur de los Pirineos. Los billetes le abrirían muchas puertas. ¿Y si salimos del euro o hay corralito y resulta que los billetitos acaban siendo papel mojado? Por si las moscas guardaba también un kilo de oro para que le sacara de un apuro. Reprobable como es el presunto delito que se le achaca a este señor, su estrategia de diversificación no parece ir muy desencaminada.

Así pues, los que desconfían de que el ratoncito Pérez de Bruselas nos vaya a sacar las castañas del fuego, y que ya tengan algo de oro o divisas a buen recaudo en una caja de seguridad, ¿cómo diversifican el resto de su patrimonio? Lo tienen difícil en estos momentos, pues los activos tradicionales que más a mano tenemos: inmuebles y acciones (y bonos) parecen estar bastante caros en términos históricos. Uno de los indicadores de largo plazo más fiables (el PER ajustado al ciclo) apunta a que la bolsa americana, por ejemplo, tendría que caer un 24% para regresar a su media histórica. El ladrillo patrio también bajaría otro 30% para alcanzar un punto de equilibrio razonable, por mucho empeño que le pongan TV3 y sus rusos. ¿Qué hacer? Puestos a elegir, y a riesgo de sonar antipatriota, un servidor se decantaría por la bolsa americana. En primer lugar, si el sujeto inversor en cuestión se halla en la media de las familias españolas, el 80% de su patrimonio ya lo tendrá invertido en ladrillo celtíbero. ¿Para qué añadir más leña al fuego (o más bien a este pedazo de hoguera)? Por otro lado, en valores sólidos americanos uno puede poner tanto o tan poco dinero como su aversión al riesgo le permita, cosa que normalmente no es posible cuando se compra tocho directamente. Y en último, lugar al invertir en acciones americanas no dejas de ser propietario de unos títulos que cotizan en dólares y cuyo valor en última instancia dependerá de la solidez de las empresas en cuestión y de la evolución de la economía mundial.

Óscar Ramírez

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3 comentaris :

  1. Excelente artículo, como siempre!
    Lo que más emociona de las ferias inmobiliarias es la frase que aún hoy repiten: "es el momento de comprar".

    También destacable la visión del mundo de este prohombre:
    http://www.elperiodico.com/es/noticias/economia/miguel-martin-aeb-mas-creditos-hipotecarios-mas-casas-2253079

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