Gente molesta

Este mes exorcizaremos nuestras almas canalizando de manera no violenta, qué remedio, un poco de furia contra esa gente que acaso no sea intrínsecamente malvada pero que desde luego merece ser públicamente denunciada…

- Los que intentan convencerme de que vivo en un terrible error pero que ellos van a hacerme ver la luz. Aplíquese a adoctrinadores políticos, identitarios y/o religiosos.

- Los peatones que, a modo individual o en pequeñas escuadrillas, consiguen optimizar su ubicación siguiendo secretos modelos euclidianos (o no) para ocupar el ancho completo de la acera mientras caminan a una velocidad que debería estar tipificada como anormalmente reducida. Un problema añadido reside en la falta de un protocolo de urbanismo que permita saber qué código emplear para hacer saber al interfecto/s que están generando un atasco, sin que se sobresalten o se sientan insultados. El arrastre aparentemente casual de una parte de la suela suele ser medianamente efectivo al cuarto o quinto intento, pero si ustedes conocen un método mejor se les suplica lo compartan.

- Los sujetos que, al final de una escalera mecánica, se detienen súbitamente pocos milímetros después del punto en el que la escalera acaba. Solo con dar un par de pasos hacia delante no pondrían en riesgo la integridad de los que van detrás…




Los publicistas que me toman por imbécil, contradiciéndose en unos pocos centímetros

- Esa gente iluminada que se ve obligada, siguiendo algún oscuro impulso, a poner un apellido a cualquier nombre de color de coche. ¿Cuántos millones de coches se deben venden al año adicionalmente por el simple hecho de llamar a sus colores “Rojo Fuego”, “Blanco Glacial”, “Naranja Paddy” o “Antracita”?

- Los casi-recicladores: aquellos seres inmundos que dejan una bolsa llena de botellas vacías junto al contenedor del vidrio, cuando a todas luces no está lleno, esperando quizá que el camión que recoge el contenedor, a menudo de manera autónoma, se detenga a ver si ha pasado por allí esa gentuza dejando su aportación.

- No son menos despreciables los sujetos que encienden las luces de la escalera cada vez que salen de casa, aunque se vea perfectamente por ser de día y utilizan el ascensor viviendo en los primeros pisos sin tener ningún problema físico evidente y sin llevar ninguna carga significativa.


Los machos alfa, muy molestos ellos


- Los que tiran monedas en cualquier acumulación de agua situada en sitios emblemáticos (santuarios, depósitos históricos de agua, fuentes naturales). ¿Alguien espera que algún funcionario municipal se dedicará a rescatar las monedas para la protección y mejora del sitio, o más probablemente éstas se irán degradando y contaminando el agua?

- Los que aplauden un fenómeno natural (géiser, etc), una proyección cuyo autor no está presente o una intervención poco aplaudible en algún hemiciclo.



El observador




La cita:
"El problema de las parejas es que las mujeres se casan pensando que ellos van a cambiar y los hombres se casan pensando que ellas no van a cambiar". Encontrado en el libro "La ridícula idea de no volver a verte", de Rosa Montero, atribuida a "un cómico francés".


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