Durante los días
siguientes, Sue volvió a esquivar las llamadas de Rob, no podían permitirse más
juegos de teenagers, no tenia ni las
ganas ni la fuerza, pero sí que tenia una cosa, unas ganas terribles de volver
a verle. A pesar de esto, sabia perfectamente que no sabia nada de él…las
visitas a consulta había virado hacia otro sentido, y lo poco que sabia se lo había
contado el, así que tenia que fiarse de esto y de su instinto…era "gata vieja" y
de instinto sabia un rato.
A veces Sue se autoanalizaba
y ese era unos de esos días, no entendía como podía haber llegado a estos
extremos con un paciente que en principio, pintaba como todos.
Había empezado por
analizar su infancia i la relación con sus padres, cualquier psicólogo sabe que
los primeros traumas en una persona se forjan durante la infancia y muchos
están relacionados con el vínculo con sus padres, o con la madre concretamente.
En su caso, su
infancia había sido feliz. Ella y sus padres, Bibiane y Walter, residían en una
bonita casa de dos plantas en Maine, cinco habitaciones, tres baños, cocina
comedor muy a la americana, y un jardín enorme con un porche de madera. La
imagen idílica y convencional de una familia de series americanas, pero era
cierto. Su relación con sus padres había sido y era muy buena. A pesar de ser
hija única, sus padres siempre le dieron la cuerda suficiente como para dejarle
libertad pero la justa para no ahogarle, ella les había correspondido con sinceridad
y había procurado explicarles donde iba siempre y con quien. Alguna vez su
madre la había tenido que esperar despierta, sobre todo durante una feria
internacional de teatro que se hacia en esta zona, nerviosa y dispuesta a dar
parte a la policía, su madre siempre pensaba en el lado negativo de las cosas…a
Sue esto se le había pegado un poco. No tenia mascotas tampoco, sus padres
decidieron no tener animales en casa des del momento en que Sue lloró 2 días
seguidos por la muerte de un periquito y la “huida” de un gato que habían
acogido y que encima, le daba alergia.
Iba a una escuela a
2 manzanas de casa y tenia buenos amigos en ella….de hecho iba con un grupito
de amigas simpáticas pero traviesas que siempre estaban metidas en líos. Las
notas eran normales tirando a buenas, nunca le tenían que repetir que hiciera
los deberes ya que era una tarea establecida desde que llegaba a casa y antes
de cenar. La infancia fue feliz y rodeada de gente que la quería.
Fin de la historia.
No había nada que
le hiciera sospechar de un posible trauma infantil que ahora mismo estuvieses
saliendo del inconsciente.
Después de analizar
su adolescencia y juventud, repasar sus fracasos amorosos, sus pérdidas de
amistades y sus desengaños en general, pasó a su etapa ya más adulta.
Recordó su primera
cita con Joey, su boda, matrimonio y divorcio. Joey la había dejado por alguien
más joven que ella a pesar de que Sue se cuidaba mucho, cremas hidratantes y
antiarrugas, deporte y dieta, tintes en el pelo para disimular sus canas, y sesiones
de masajes faciales para relajar la expresión…tomaba homeopatía para no
intoxicar su cuerpo, terapias alternativas como el Reiki y la reflexoterapia
para guarecer sus dolencias, comía verdura ecológica, nada de carne y solo
pescado a la plancha y…y de pronto lo vio…, tenia miedo a envejecer. Había pasado
media vida intentando parecer más joven de lo que era, ¿y le había funcionado?
Pues no sabría decirlo con seguridad…la imagen que el espejo le devolvía le
gustaba, pero había algo que no terminaba de estar en su lugar. A lo mejor,
estar con alguien más joven que ella, le reportaba esa parte de su vida ya
pasada, y en principio, superada.
El reloj de la
pared de cocina indicaba que eran las cuatro de la tarde y su té verde extra
puro ya se había enfriado…esta infusión era otra señal antioxidante que le
confirmaba lo que acababa de pensar.
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