AMOUR (Michael Haneke). La ausencia.

La reflexión sobre una película, para luego ahondar en ella, debe estar provocada por una llamada. He aquí el gran problema sobre el arte que merece la pena ser comentado y el que no. En el último film de Haneke existen ciertos instantes que reclaman del espectador un pequeño sacrificio para poder caminar más allá del autor.

El filme cuenta, la “sencilla” historia, de una anciana pareja que vive sus últimos días de vida a partir de un ictus de la mujer. En un momento dado, y debido a la degradación del estado de la mujer, y de la impaciencia del marido, abnegado cuidador, surge una agresión, un tortazo del marido a la mujer. La “justificación” a tal acto es la negativa a beber un poco de agua; ella paulatinamente se va negando a su sufrimiento y tampoco quiere que su marido siga esclavizado cuidándola.

Inmediatamente Haneke nos muestra, en primer plano, una serie de seis cuadros, todos ellos de paisajes, en los que su mayor característica es la casi “ausencia” de personajes humanos. En una primera visión del filme, sorprende este interludio, pero si se liga su posible significación e hilvanamos otra serie de imágenes y motivos del filme, podríamos atrevernos a decir, que Amour, pese a su gran acercamiento a un realismo austero, eficaz, y a veces hiriente pero limpio, estamos ante un filme sibilinamente metafórico y simbólico.

El cine es una experiencia del lenguaje que puede dejarnos una huella; ahí hay ecos y resonancias de otras vivencias estéticas. Todos los filmes, por muy originales que sean, apelan sin querer a otras fuentes. Amour de Haneke pasa por ser, y me repito, un visceral filme realista; calificativo que solo araña la superficie del proyecto más personal del autor de Funny Games (1997), La pianista (2001), o La cinta Blanca (2009). Hay en su corazón una soterrada reflexión sobre algo terrible; la muerte de todos nosotros y la absoluta soledad que ello representa; y después la nada más absoluta, el vacio, “la ausencia”.


Todo el filme nos recuerda, en muchas ocasiones, a Fresas Salvajes (1957) de Bergman; los sueños del anciano, la perfecta imbricación entre la realidad de la pareja y sus pesadillas; bellísimos y misteriosos los momentos con la paloma (para algunos autores clásicos su presencia augura la muerte). Nos sentimos pellizcados al inicio del filme con esa clara alusión al cuadro de Ofelia (John Evertt Millais, 1852). En otro momento, él le lava amorosamente sus cabellos como en Memorias de África (S. Pollack, 1985). La anciana trata de asirse a sus recuerdos y aparece ojeando un fordiano, álbum de fotos como en El espíritu de la colmena (V. Erice, 1973). Ambos fueron profesores de música; se alude directamente a su filme La pianista y es memorable el momento de play back. Haneke sabe utilizar sabiamente el fuera de campo (E. Lubitsch) y lo demuestra ejemplarmente cuando Eva, su hija, entra en la habitación de su madre y no sabemos qué es lo que ve. Un más que sesgado pero oportuno recuerdo a El indomable Will Hunting (G. V. Sant, 1997) (solo una pareja, en su intimidad sopesa el valor de su propio mundo). Es obvio acordarnos de Gilda (Charles Vidor, 1946) o de Retorno al pasado (J. Tourneur, 1947) cuando él le abofetea; consecuencia del furor del instante, del odio instantáneo, pero aquí en una idea renovada, suplicando que quiera vivir. La rima con Million Dollar Baby (2004) de Eastwood es evidente. E incluso el guiño a Diario de un cura rural (Bresson, 1950), no solo en el final del filme (la carta testimonio), sino en todo el trabajo actoral, que supone toda una reflexión sobre la significación y el peso que unos actores pueden y tienen en este filme; más que actores son “modelos”.

Y hasta aquí estas pequeñas sugerencias; hay muchas más. Solo recordar, que si aún no se han visto algunos de los filmes de Haneke, sobre todo los nombrados, acudid prestos a fuentes legítimas para verlas. La experiencia Haneke es inigualable; autor esencial del cine contemporáneo.

José Antonio Sigüenza Sarabia




Ficha técnica:

Título original: Amour. Año: 2012. Director: Michael Haneke. Guión: Michel Haneke. Música: Franz Schubert, Ludwig Van Beethoven, Johann Sebastian Bach. Fotografía: Darius Khondii. Intérpretes: Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert, William Shimell, Ramón Aguirre, Rita Blanco, Alexandre Tharaud, Laurent Capelluto, Carole Franck, Dinara Drukarova.


Share this:

2 comentaris :

  1. "Funny Games" va ser una pel·lícula que em va marcar molt quan estava a la uni. És brutal!. A més vaig aconseguir el pòster i el vaig tenir penjat a la meva habitació.

    La pianista també l'he vist però les altres no. Quin despistatt, li havia perdut la pista. Ara les recuperaré però sobretot aquesta: AMOUR

    Fantàstica secció, et seguiré

    ResponElimina
  2. nivellàs de secció!!!
    Bienvenido!

    ResponElimina

 
Copyright © Revista CriTeri. Designed by OddThemes