Lies (Capítulo V. La confidente)



Me desperté al día siguiente i Rob se había marchado. No me había despertado para despedirse, tampoco me había dejado ninguna nota de dónde le podía encontrarlo, solo un recuerdo suyo…una colilla de Chester apagada en el cenicero de la mesilla de noche.
Me levanté aun aturdida por lo ocurrido…¿cómo había permitido aquel desliz? Había sucumbido a mi parte irracional y eso tendría consecuencias, estaba segura de ello, la primera era que acababa de perder a un paciente.


Me duché y desayuné algo, el desorden en el comedor y en la habitación me recordaba sin querer a la noche anterior…y a Rob… ¿que tenia aquel chico de 23 años? Por dios, yo tenia 15 más que él! A mis 38 años no era demasiado habitual, almenos en mi entorno de amistades más inmediatas, irse a la cama con alguien que podía tener la misma edad que el hijo de tu hermana mayor.
Ese día me lo tomé libre, no era capaz de ir a la consulta y atender a mis pacientes de la manera correcta. Cogí mi agenda y anulé mis visitas para al cabo de dos días, no tenia secretaria, la última, Ann, la había despedido después de que se dedicase a airear los casos de mis pacientes en un céntrico restaurante de la ciudad.
Salí a la calle, me apetecía caminar. Compré unas cuantas naranjas en una frutería dónde las tenias exquisitas, pensé que la vitamina C no me iría mal para despejarme y rejuvenecer un poco ahora que tenía relaciones con personas más jóvenes que yo.
Saqué el móvil y busqué el número de Brittany.
Brittany, o Bri, como me gustaba llamarla, era mi mejor amiga des de los 17 años, íbamos juntas a todos lados y nos lo pasábamos en grande. Estaba prometida con un profesor de Historia al que le encantaba su trabajo y se apuntaba a todos los viajes de los alumnos, aún no tenían hijos pero mi olfato de mujer divorciada me decía que no tardarían demasiado. Era la única persona a quien podía contar lo que me había pasado sin ser juzgada por ello, con una mirada nos entendíamos. 
- Hola Sue!
    -   Bri!!
    -   Hey! ¿Qué haces?
   -   Ahora llego de comprar naranjas. Bri, tengo que contarte algo que me ha pasado…bien, que he hecho…en fin que este mediodía iba a hacer tu pizza favorita, de atún. ¿Te vienes?
-   ¿Te noto algo rara Sue, estás bien?
-   A decir verdad no sé como estoy.
-   Me estás asustando Sue!
-   Estoy bien, tranquila. Pero mi cabeza no tanto, jaja. - Reí para no llorar, era penoso que una mujer de casi cuarenta años se hubiese metido en un lío de braguetas con alguien que casi era imberbe aún.
-   Okey! Vengo a tu apartamento sobre las dos del mediodia, tengo que terminar unos informes antes…como sabes que no puedo resistirme a una pizza de atún.

Bri trabajaba como Directora de una multinacional que exportaba dulces a medio mundo y cada año se quedaba una parte del mercado, esas empresas que casi en fallida eran absorbidas por la suya, por tanto, el trabajo le salía por las orejas, eso le había comportado muchas noches despierta y ansiedad por terminar lo que en ese día no había podido acabar. Yo le intentaba calmar y advertirle de lo que estaba haciendo con su salud mental y física, pero ella era igual a mi ex marido, volcada en su trabajo y haciendo más horas de las que tiene el día, con la diferencia, está claro, de que a ella sí le importaba lo que su prometido pensara de todo esto, al revés que mi ex, que pensaba que yo tenia suficiente con mirar el canal de televisión dónde hechan todas las series basura.

Bri llegó puntual.
-   Hola bonita!! – no abrazamos y me dio un beso.
-   Grácias por venir Bri!

Mientras comíamos le iba contando la historia, no esperaba al postre por que era consciente que ella tenia que volver probablemente a su trabajo por la tarde. Pero casi hubiera sido mejor…tiró el tenedor en el plato y terminó de masticar lo que le quedaba en la boca, me estuvo escuchando hasta el final, el relato era corto realmente, solo dos semanas había necesitado para meterme en el lio de mi vida.

-   I esto es todo, hasta hoy que me he levantado y he visto que no seria más que un rollo pasajero si no fuera que tengo unas ganas locas de volver a verle.  Fin de la historia.

Ella me miraba con cara de alucinar, sus grandes ojos verdes abiertos como platos y una media sonrisa escondida detrás de sus manos plegadas a la altura de su cara.
-   Dios Mío Sue! Jajaja. - Dijo cerrando los ojos.
-   ¿Qué?! – se me escapó una sonrisa también.
-   Te he visto enamorada de muchos chicos, algunos te los has ligado y otros no, entendí tu separación y asumí el rollo con tu vecino…pero de ahí, a tener que oír que te has acostado con alguien 15 años menor que tu…jajaja - volvía a reír-, no sé qué decir… y tu paciente!
-   Esta vez me he pasado, verdad?
-    ¿Tu cómo estás?
-   No lo sé, por un lado asustada, es mi paciente y esta el tema de sus 23 añitos, dije con sorna, por otro lado, me siento terriblemente viva. Tengo ganas de verlo de nuevo y volver a sentir su cuerpo, su deseo y de arder por dentro y por fuera.
Bri ahora tenía cara de “ahora sí que alucino de lo que la pirada de mi amiga me está contando”.
-   ¿Sue, sé que por secreto profesional no me puedes contar detalles de su historia y su vida, pero sabes mucho de el?
-   Bueno, sé lo que han dado dos sesiones de si, en un resumen rápido y sin detalles seria que tiene un hermano, los padres fallecieron y el tubo un desengaño amoroso.
-   ¿Y ya está? ¿Dónde vive? ¿De qué trabaja?
-   No trabaja
-   ¿Y de que vive?
-   No lo sé…
-   ¿Y sus amigos?
-   No lo sé tampoco
-   Bri, te das cuenta que no sabes nada de este chico?
-   Si…
-   Y?
-   Y que no sé que más decirte. Sé que todo esto suena raro, disparatado y que nunca antes he hecho algo igual, que siempre he separado mi vida profesional de la personal incluso llegando a derivar pacientes a colegas míos cuando estos sentían algo más por mi. Pero esta vez no he podido, no me ha dado tiempo Bri! Todo paso en dos horas
-   Pero si paso en dos horas es que antes tu ya habías notado algo hacia él, no es posible que de golpe y porrazo te tirases en sus brazos
-   No me tiré en sus brazos!... me agarró él. – hice una medio sonrisa y mirada pícara.
Bri movió la cabeza de un lado a otro y suspiró. Me abrazó.
-   Solo quiero que estás bien Sue. Vigila, de acuerdo? Y deja ya de tratar a este tío, no mezcles Sue, no mezcles...sólo el ron con cola.

Bri decidió cogerse la tarde libre, lo que acababa de contarle merecía un tazón de chocolate y una tarde de risas entre confidentes. Me vino de perlas la compañía.

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1 comentari :

  1. M'he enganxat fa poc, i ja estic esperant el proper... Vigila les faltes d'ortografia, però.

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