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Por lo tanto, lo que nos interesa de estos países es que estén gobernados por un jeque cualquiera, alguien que saque sus jodidos petrodólares por todo aquello, alguien que tenga calmados a sus súbditos extracomunitarios y fundamentalistas, o como coño se diga, alguien que no haga mucho jaleo con el petróleo y - ya que estamos - alguien que no sea demasiado imbécil con los israelíes (que si no, esos empiezan a jodernos la vida).
¿El pueblo soberano? Que nos sirvan platos en la mesa y nos lleven al campo de golf. Y si le da por hacer alguna revolución, ok, escribimos algún artículo bueno llenos de eslóganes en nuestro periódicos, fotos hermosas y bonitos ideales (occidentales, claro está), complaciéndonos de que también esos beduinos utilicen Facebook y Twitter (¡toma!), como lo requiere nuestra modernidad occidental. Pero que no exageren, de lo contrario, tendremos que organizar una intervención humanitaria de mierda, para moderar el precio de la gasolina.
Y ahora, ¡déjennos divertirnos!
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