El gastro-patriotismo, a examen (I): ¿es tan bueno el aceite de oliva?

Uno tiende a sospechar muy profundamente sobre los enormes beneficios gastronómicos, sanitarios y morales que se atribuyen a los alimentos producidos muy ampliamente en el país propio…dos de los casos más notables son el aceite de oliva y el zumo de naranja, alimentos clave de la celebérrima (y ya incipientemente abrumadora) dieta mediterránea, mantra inevitable en la comercialización actual de cualquier alimento.
Se han priorizado (con laxitud) las fuentes en inglés, tanto por esnobismo pedante del autor como por la mayor facilidad para encontrar fuentes imparciales, especialmente, compilaciones de artículos científicos que gente más avispada ha realizado previamente.


El aceite de oliva (1): Triglicéridos y fritanga

Brevísima introducción a los triglicéridos

Los triglicéridos (grasas) suponen más del 99% de la composición de los aceites vegetales. Antes de que nadie se asuste, conviene recordar que las grasas son imprescindibles para el ser humano. Las grasas se suelen clasificar en tres grupos (saturadas, mono-insaturadas y poli-insaturadas), cuyas características se simplifican, a machetazos, a continuación:

Resumen descaradamente simplista de las propiedades de las diferentes grasas

Grasas saturadas
Grasas
mono-insaturadas
Grasas
poli-insaturadas
Densidad
Alta (sólidas a temperatura ambiente)
Media
Baja
Regulación del colesterol “malo” o LDL y riesgo de coagulación
No lo regulan; riesgo de acumulación*
Buena regulación*
Muy buena regulación*
Regulación del contenido de azúcar en sangre
No lo regulan*
Sí lo regulan – menor riesgo de aparición de diabetes tipo II – producción insuficiente de insulina*
Tendencia a oxidarse (generando compuestos potencialmente tóxicos)
Baja
Media
Alta
* todas estas conclusiones corresponden a estudios preliminares

Existe cierto consenso en considerar las grasas saturadas como “malas” (aunque también hay discrepancias), mientras que las insaturadas, especialmente las poli-insaturadas, se consideran “buenas”. Esta “bondad” se mide por su capacidad de fomentar o prevenir problemas vasculares. Se debe insistir en que los estudios no son aún concluyentes; se ruega a los lectores no expertos que no abanderen ciegamente una postura en un tema sobre el cual no hay una posición unánime por parte de la gente que se dedica a estudiarlo…

Pese a ser “muy buenas”, el efecto de las grasas poli-insaturadas está limitado por su relativamente baja estabilidad, y su tendencia a oxidarse (explicado aquí), especialmente a altas temperaturas.

Los triglicéridos del aceite de oliva

Las grasas concretas que componen el aceite de oliva (ácido oleico, esteárico, palmítico, etc) no son muy diferentes a las de otros aceites vegetales, pero es la proporción entre éstas la que hace que el aceite de oliva sea único, como muestra la tabla siguiente, adaptada de aquí.

Porcentaje sobre el peso total de cada tipo de grasas, en el aceite de oliva y sus principales sustitutos

Grasas saturadas
Grasas mono-
insaturadas
Grasas poli-insaturadas
Ácido Omega-6
Ácido Omega-3
Aceite de oliva
16
71
10
1
Aceite de girasol
12
19
68
1
Aceite de coco
83
6
2
-
Aceite de palma
50
40
10
-
Aceite de maíz
13
28
58
1
Aceite de colza
6
62
22
10
Aceite de lino
10
21
16
53
Aceite de sésamo
13
41
45
-
Mantequilla
56
29
2
1
Manteca de cerdo
42
44
10
-

El aceite de oliva tiene un porcentaje de grasas saturadas muy inferior al de las grasas animales (mantequilla, manteca) o a los aceites vegetales tropicales (palma y coco), siendo estos últimos muy habituales en países anglosajones. Sin embargo, en comparación con el resto de aceites vegetales de áreas templadas (girasol, colza, etc) la proporción de grasas saturadas del aceite de oliva es relativamente alta.

El aceite de oliva destaca por su elevado contenido en grasas monoinsaturadas. De esta forma, y en base a los estudios preliminares, el aceite de girasol, maíz o sésamo parecen una mejor opción para regular el contenido de colesterol en sangre, aunque la menor resistencia a la oxidación de estos últimos podrían limitar su uso a altas temperaturas.

Por último, cabe destacar la sorprendente similitud en la composición de triglicéridos del aceite de oliva y de colza…una pena que esta segunda opción fuera desterrada Aquí tras el lamentable caso de intoxicación de los años 80…que algunos ponen en duda.


La fritanga

Una de las mayores fuentes de controversia encontradas en los artículos revisados (por ejemplo, 1, 2, 3 y los menos fiables 4, 5, 6) está relacionada con la conveniencia o no de utilizar el aceite de oliva para freír, debido a su posible oxidación y aparición de compuestos carcinógenos. Las dos posturas (utilizarlo o no utilizarlo) tienen su parte de razón, y parece que la clave de la divergencia está en la temperatura a la que se utilice: los detractores proponen emplear aceites más densos y estables (palma y coco) para freír, que son mucho más baratos y resisten muchas horas a muy altas temperaturas.

Los defensores del aceite de oliva para freír destacan su menor contenido en grasas saturadas que los aceites tropicales, y su mayor resistencia a la oxidación en comparación con el resto de aceites vegetales.

La conclusión que se puede sacar es que el aceite de oliva, especialmente la modalidad “virgen extra” y bien conservado (como se comentará en el próximo capítulo) mantiene sus propiedades casi intactas hasta los 180ºC. A partir de 200ºC, se alcanza el “punto de humo”, en el cual el aceite de oliva comienza a oxidarse seriamente, como se explica muy bien aquí. Por otro lado, no hay que volverse locos con el tema de la oxidación, ya que como se explica muy bien aquí, no hay evidencias científicas de que los productos resultantes de la oxidación del aceite sean dañinos para la salud humana, gracias a que disponemos de mecanismos para eliminarlos. En todo caso, sí hay una pérdida de propiedades nutritivas. Una solución adaptada frecuentemente a nivel industrial para utilizar aceite de oliva a temperaturas de más de 200ºC es hidrogenarlo, una práctica que aumenta su estabilidad (reduciendo incluso la tendencia del alimento a quedarse rancio), dando lugar a las denostadas “grasas trans”.

Conclusión: atendiendo exclusivamente a la composición en triglicéridos, y aceptando el estado actual de conocimiento que dice que las grasas saturadas son “malas” y las insaturadas (especialmente las poli-insaturadas) son “buenas”, el aceite de oliva destaca principalmente por un interesante equilibrio entre una baja proporción de grasas saturadas, un elevado contenido de grasas monoinsaturadas (que le confieren estabilidad a altas temperaturas) y un contenido moderado aunque no notable de grasas poli-insaturadas.

Uno puede concluir que las ventajas del aceite de oliva no son tan marcadas como podría pensar inicialmente, especialmente si se compara con aceites más ligeros como el de girasol (que hasta hace poco era el considerado “sano”), colza o maíz. Antes de sustituirlo en su cocina, esperen al próximo capítulo, en el que se analizarán otros componentes del aceite de oliva, minoritarios pero de gran relevancia, para acabar de decidir si es tan bueno como nos lo quieren vender…


El observador



El momento jocoso

Durante la preparación de este artículo, uno ha aprendido no solo de aceites vegetales sino también de páginas web a bloquear ad eternum
En esta prestigiosa página http://www.grupopedia.com/vida-y-estilo/cocina/ventajas-y-desventajas-de-aceite-de-oliva/ algún iluminado confunde las grasas “trans” (habituales en aceites hidrogenados, con una estructura molecular opuesta a las grasas cis, que son las habituales) con las grasas “transgénicas”. Por cierto, que la hidrogenación del aceite de oliva no ocurre de manera espontánea al sobrecalentarlo, sino que se realiza de manera forzada.


El enlace

Una interesante manera de reciclar botellas de plástico:


La cita

“El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando”. Miguel de Unamuno


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1 comentari :

 
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