El enemigo en casa

Qué tal,

En una reciente edición del programa de televisión Salvados, un ciudadano medio español se lamenta: me han subido el impuesto sobre la renta, pago más IVA, me han recortado la ayuda a la dependencia para mi hija que sufre pluridiscapacidad… ¿Por qué soy yo el que tiene que pagar esta crisis? El presentador del programa viaja a Alemania para trasladarle esa misma pregunta a Juergen Donges, y la reacción de este es comparar la dramática situación del ciudadano con una guerra: viene a decir que en las guerras, los inocentes acaban pagando el pato. Seguramente la elección del símil bélico no es gratuita viniendo de quien viene, porque Donges es un reputado economista alemán que ya en 2006 nos advertía de que era una “burrada” la ingente entrada de crédito en España, básicamente para financiar el boom inmobiliario.

Y es que si de una contienda bélica se trata, de momento Alemania está arrasando por goleada. Incluso el semanario alemán Der Spiegel, nos recordaba a principios de año este hecho en un artículo titulado: “Beneficiándose del dolor: cómo la crisis europea es una bendición para Alemania”. Por un lado, Alemania se está financiando a corto plazo con tipos de interés negativos; es decir, hay que pagar por el privilegio de dejarle dinero al estado alemán. Además, gracias a la crisis de la zona euro la moneda común se cambia a un tipo que muchos consideran irrisorio respecto al dólar estadounidense; si Alemania tuviese su propio marco, el tipo de cambio respecto al dólar o respecto a la mayoría de monedas de la unión monetaria estaría por las nubes, perjudicando seriamente las exportaciones de las empresas germanas. La tasa de paro alemana también está de enhorabuena: mientras en tierras del Rin se encuentra hoy en el 5,4%, en España la tenemos por encima del 25%. Además, las tasas de desempleo juvenil están en el 8% y el 54%, huelga decir que respectivamente. Otro fenómeno del que se está beneficiando Alemania, según Der Spiegel, es de la llegada de mano de obra cualificada procedente de los países periféricos de Europa que huye de esas elevadas tasas de desempleo. Un verdadero drama para nuestro país: es como si el Barça se gasta una pasta en formar a jugadores de la cantera, para que luego venga el Bayern y te los pispe sin pagar un duro por el fichaje. Otra de las políticas con la que está triunfando Alemania es la de endosarle paulatinamente el marrón de la deuda bancaria al estado español: con ello el contribuyente español (en lugar de la banca alemana o nordeuropea) será quien acabe apechugando con la dolorosa, haciendo a su vez aún más probable una posible quiebra del estado español y comprometiendo el futuro de la zona euro, como apunta este fin de semana Alfredo Pastor, profesor del IESE, en el suplemento Dinero de la Vanguardia.

Dejando de lado la obviedad de que España no es Grecia, el problema para España es que, desde el punto de vista de la deuda, cada vez nos parecemos más a la Grecia de hace un par de años. La diferencia radica en que, además, nuestras familias están un 50% más endeudadas que las griegas y nuestras empresas tienen tres veces más deuda que sus equivalentes helenas. Lejos de solucionarse satisfactoriamente, parece que la situación va a seguir agravándose aún más.

De todos modos, no es de extrañar que a los políticos alemanes les convenga que la presente situación se prolongue en el tiempo. De hecho, desde algunos medios anglosajones han acusado al gobierno de Merkel de practicar lo que los ingleses denominan brinkmanship, precioso término intraducible (hasta donde un servidor alcanza), cuya definición es algo así como: el arte o la práctica de llevar una situación peligrosa, particularmente en asuntos internacionales, hasta el límite de la seguridad y la paz con el fin de procurarse una ventaja respecto a un enemigo.

Pero es natural que los alemanes defiendan lo suyo. Igual que los españoles defendemos lo nuestro. O no. Preguntado por un periodista por la filtración de que España iba a pedir el rescate inminentemente, Mariano Rajoy lo niega y añade al respecto: “Pero vamos, aún así puede usted pensar lo que estime oportuno y conveniente, porque además ¡a lo mejor acierta!” (Merece la pena ver la réplica completa en Internet.) Uno se queda con la sensación de que como esto mucha solución no tiene, por lo menos nos echamos unas risas.

Y es que vistas las dotes de humorista de nuestro presidente, no sería de extrañar verlo próximamente ataviado con una camisa roja, un casco militar y un teléfono negro de tiempos de Maricastaña. Con entonación de pueblerino y un ligero ceceo diría: “¿Está el enemigo? Que se ponga. ¿Ustedes van a atacar mañana? ¿Y no podrían parar la guerra un rato? Es que entre las huelgas generales, los nacionalismos centralistas y los separatistas, los impuestazos, los empresarios (sin empresas), los parados (con o sin prestación), los estafados por la banca y los rescates a la banca, y los 500 desahuciados diarios, ya nos acabaremos por matar nosotros solitos, los unos a los otros… de verdad, que no nos hace falta enemigo.”

Feliz mes de noviembre,

Óscar Ramírez

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2 comentaris :

  1. excelente artículo!! La duda está en cuánto apurará Alemania la situación, que hasta ahora evidentemente le favorece...es decir: ¿esperará a que Francia entre también en barrena? aflojará la correa para que los periféricos respiren un poco y les vuelvan a consumir sus productos? ¿seguirá ahogando en Europa intentando reforzar exportaciones más allá?

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