Nuevos horizontes

Durante estas vacaciones descubrí el Kitsch, un escondido bar en las calles medievales de Vitoria. La clientela son tranquilos tipos entre semana; los fines de semana, veinteañeros con ganas de beberse el mundo. Apesar de la aparente vulgaridad, encierran la mayor y mejor oferta de cervezas que he experimentado nunca en un bar. Muchas más y mejores que cervetecas de Bruselas o Barcelona. Fascinante e inexplicable. Uno de los que atienden la barra es maestro cervecero, trabaja -sorprendentemente- fuera de aquí, en Dinamarca. Varias de las mejores cervezas artesanales españolas y danesas las firma él. Y además es un tipo majete, que te cuenta, te habla y hasta te invita a una birra que no está a la venta, que acaba de decidir es su preferida en el estilo y que está brutal. Chicos, ahora más que nunca, hemos de tener los ojos bien abiertos. Lo mejor está aún por venir.


Arrastrados por esta agradable sorpresa me animo a bajar al mercado local de Zürich, Viadukt, para elegir una buena cerveza, local y artesanal.



Espresso Stout, elaborada por Brasserie Trois Dames, en Sainte Croix, un pueblito del cantón Vaud de 200 metros de radio. La elaboración consiste en una Imperial Stout, hasta los 7-7,5 volúmenes en alcohol, luego se le añade el café. 5 francos, unos 4 euros.

En copa presenta muy poca espuma. Al remover la copa aparece un dedo, pero desaparece en menos de un minuto. De color oscuro, pero no es totalmente opaca, ribete acalamerado, mucho más clara que un café.  

En nariz no es tan intensa como me esperaba. Aromas de tostado, algo de caramelo. Café, evidentemente, pero casi en un segudo discreto plano, ciertamente no acapara todas las sensaciones olfativas. Apreciamos tonos verdes de lúpulo, entremezclado con los tostados, pero está claramente presente.

En boca tiene un cuerpo medio, casi tirando a ligero. Buena acidez. Ahora es cuando notamos claramente el café, esta vez sí, siendo el principal aroma. Han añadido un expresso, está claro. Postgusto amargo, café y algo de frescura gracias a la acidez.

Se trata de una cerveza más equilibrada de lo que me esperaba. Me esperaba una cerveza superlativa en chocolate, cacao, pero nada de eso, mantiene cierta acidez, tiene un cuerpo muy delicado (un poco flojito, para mi gusto, aunque esto es una cuestión personal) y notas amargas del lúpulo. 

Ciertamente la Yeti puede ser una competidora muy superior, pero la idea que quisiera transmitir: cervezas maravillosas aparecen a la vuelta de la esquina. ¿Y a ti, qué cerveza local te fascina?




Burbujita Freixenet
adrianlopezgarciadelomana arroba gmail punto com

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