¡Al agua, patos!

En 2008, al poco de estallar la presente crisis, una cadena de televisión británica contrata a un catedrático de economía y lo envía por medio mundo para explicarnos que gracias al dinero, la humanidad ha progresado enormemente, pero que los ansiados billetes también nos han abocado a situaciones como la que padecemos en la actualidad. El resultado fue El triunfo del dinero, una serie documental de seis capítulos, emitida en prime time y éxito total de audiencia. El posterior libro y DVD también fueron sendos superventas, con el DVD copando el top 10 de los vídeos más vendidos durante semanas. Lo más bonito del caso es que no se trataba de una producción de la prestigiosa cadena pública británica, sino de Channel 4, un canal privado.


Como parece ser una fórmula de éxito la continúan explotando. Hace unos meses le tocó el turno, esta vez sí, a la BBC, y realizó el documental Masters of Money. La premisa es la misma: coges a la periodista estrella especializada en economía y la envías por medio mundo a explicarte, en este caso, las ideas de tres de los economistas más influyentes del último siglo y medio: John Maynard Keynes, Friedrich Hayek y Karl Marx, y cuáles hubieran sido sus recetas para abordar la crisis. Hayek vendría a decir: son las autoridades, y no los mercados, las que nos han metido en este entuerto, y por tanto lo mejor es no hacer nada. Hay que dejar que las fuerzas del mercado actúen por sí mismas, que el sistema se purgue y que a la larga encuentre su punto de equilibrio. El persuasivo Keynes replicaría que a la larga todos muertos, y que para evitar sufrimiento innecesario y preservar la estabilidad, el gobierno debería emprender inversiones públicas que pongan a trabajar a los desempleados. Y Marx, más que soluciones, aportaría un certero diagnóstico: la causa de la crisis han sido las desigualdades sociales, que durante el boom se suplieron a base de crédito para preservar los beneficios empresariales.

En Celtiberia puestos a elegir programas televisivos de éxito, preferimos algo más refrescante, somos más dados a pasar las veladas viendo a nuestros congéneres saltando desde el trampolín de una cadena privada: ya sean bellas señoritas o simpáticos gorditos. Y solo cuando queremos estar informados de verdad, recurrimos a los cuatro enteraos que se pasan todo el santo día voz en cuello encerrados en un plató (es algo estridente, pero más económico que despacharlos por medio mundo), ya sean tertulianos de la actualidad o del corazón. Mucho grito y poco análisis serio.

Bien visto, quizá sea mejor así. Por estos lares, cuanto menos se discutan con rigor estas cosas, mejor. En el Reino Unido conservan el control sobre su política monetaria (mediante su banco central) y su política fiscal (su ministro de economía, mientras los mercados se lo permitan, puede decidir libremente en qué gastar y en qué recortar). Documentales bien hechos, que les presenten las diferentes opciones en materia económica van a ser bien acogidos entre la ciudadanía británica. En Celtiberia, donde ni tenemos banco central ni gobierno independientes, iba a ser muy frustrante para el común de los mortales enterarse de que la crisis igual se podría abordar de diferente forma que las medidas emprendidas por Herr Rajoy.

¿Que la cosa se pone caliente este verano? Pues eso, ¡al agua, patos!

Feliz mes de julio,

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1 comentari :

  1. Que bo que posis Karl Marx com a referent, i al final té més raó que mai. És trist però amb els segles la gent no canviem, les classes estan, uns van lluitar per canviar però ja estan lluny i nosaltres som uns acomodats que no lluitarem.

    Si ens tirem a l'aigua amb els patos igual trobem que l'aigua està freda i podem despertar de cop i descobrir que els últims 30 anys han sigut una il·lusió.

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