Quiero
ofreceros unos apuntes sobre este tema que me apasiona. Mi objetivo es
“contagiar” un tanto esta curiosidad de aficionado, invitar a asomarse, sólo
asomarse, a este maravilloso mundo de la “Neurociencia”, del cerebro…en tanto
nos ayude a entender fenómenos personales y sociales, conductas grupales…
Empiezo
por decir que hay dos autores que lograron enganchar mucho mi curiosidad: M. Gazzaniga y J. Ledoux. Siempre como curioso …pero muy profano (yo era de letras), sentí mayor dificultad en
seguir a Ledoux: sus muchas páginas sobre la comprensión del miedo en los
animales y en el hombre, me superaban.
Parten
del cerebro dividido en dos hemisferios comunicados por el cuerpo calloso. Cada
hemisferio tiene su propio y particular intérprete, con su particular tarea. El
intérprete del hemisferio izquierdo interpreta de forma lógica los datos que
entran por los sentidos en cada momento y elabora con ellos el relato continuo
de nuestra propia imagen, de nuestras creencias; busca explicaciones para los
acontecimientos internos y exteriores. El
intérprete del hemisferio derecho, no sólo elabora creencias, sino que se
aferra a su sistema de convicciones (pase lo que pase). De modo que si toma
nota, si entra un dato que no cuadra con lo conceptual del individuo, el
intérprete inventa una creencia para
que toda la información “entrante” tenga sentido y concuerde con la idea
inicial.
De ahí,
temas clave en relación como “la cultura de masas”,el fenómeno cultural de la
idea religiosa, el cerebro social que interpreta y procesa los datos que
recibe…
Naturalmente que van a triunfar los que mejor se relacionen con “la
moralidad”,con la identidad del grupo, con lo ritual y con las emociones
colectivas. Algunos
de los valores más definitorios del hemisferio derecho que pueden ayudarnos a
entender el desarrollo moral:
- la
veneración mediática de las figuras sobresalientes.
- el
ensalzamiento del héroe, sin admitir que podría ser objeto de discusión.
Actitud que implica:
- la
radical subordinación de toda posible percepción de la realidad a la proyección
del héroe.
- tendencia
al deseo de idealización, glorificación, sobreestimación…sin atender a las
propiedades reales del objeto-ídolo admirado.
- tendencia al tumulto y ansia de descarga. Compulsión a la
desinhibición.
- Facilidad para el autoengaño encaminado a lograr satisfacción por el
“vis a vis” con el objeto de tal idolatría.
- facilidad para el consenso-disenso de las guerras mediáticas.
- el desamparo
organizado de una mayoría que se deja dominar por medios de entretenimiento
totales.
- implica
también la fascinación que ejercen las historias, porque dan respuesta a las
necesidades de esta parte primordial del cerebro que consideran los
neurocientíficos nuestro siquismo
oculto.
Al hablar
de “desarrollo moral”¿habrá que tener en cuenta algunas de estas nociones?
Parece
que no va a depender tal desarrollo tanto del sometimiento a un esquema
metafísico (que a algunos bien que les agradaría) cuanto al conocimiento y
respeto de nuestro cerebro.
Guillermo Lanseros.
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