LIES (Capítulo XIII: La carrera)



Sue salió a correr un rato, se puso unas mallas negras que había comprado hacía dos semanas en unos grandes almacenes que le encantaban, un top ajustado color fucsia y unas deportivas amarillo chillón. No podían faltar los cascos conectados a la radio de su iphone. Puso el pulsímetro en marcha y empezó. 

Salir a correr les iba bien para liberar su mente y su cuerpo de las visitas de sus pacientes, a veces era difícil llegar a casa y no pensar en alguno de ellos y en su problema.
Le gustaba correr por el parque al lado de su casa, siempre encontraba gente que hacían lo mismo que ella, madres con sus niños y paseadores de perros. A Sue no le gustaban demasiado los perros, de hecho le daban un poco de miedo.
En sus cascos sonaba “Don’t stop me now” de Queen, le parecía una canción genial para empezar a correr por que tenia fuerza, ritmo y rapidez…justo lo que ella necesitaba en ese momento.

Al cabo de quince minutos la música paró para dejar paso a una llamada entrante, Sue se detuvo a un lado del camino y miró la pantalla, un número entrante que no conocía, contestó:
-        Sue al aparato.
-        Buenos días, ¿Sue Thomas?
-        Si, yo misma.
-        Buenos dias, me llamo Steve y soy amigo de Joey. Te llamaba para concertar una visita.
-        ¡Ah si! Ya me acuerdo, hola Steve. Ahora me pillas un poco mal por que no tengo la agenda delante, si te parece bien me guardo tu teléfono y cuando llegue a casa te llamo, ¿de acuerdo?
-        Perfecto pues, hablamos luego. Gracias.
-        Gracias Steve. Hasta luego.
Sue colgó la llamada y volvió a conectar a Freddy Mercury, “Show must go on”, no sin dejar de pensar en la llamada que acaba de recibir y en lo que su exmarido le había contado de él. De entrada le parecía un caso asequible pero ya veríamos como se desenvolvía todo.
Sue se acordó de la noche en el despacho con Rob, como era posible que estuviese metida en esa historia…nunca antes había pasado algo similar con un paciente, sí se había sentido atraída por alguno, pero era inevitable por que en la relación asistencial la contratransferencia ya se contemplada, pero de ahí a encamarse con alguno había un abismo. Ella sabía que Rob era diferente, tenía algo oculto que resultaba sexy, su pinta de macarra pero su fondo de niño chico hacían una combinación perfecta y explosiva. Sue también sabia que ella estaba en un momento delicado de su vida, se estaba haciendo mayor y continuaba sola, el miedo inconsciente a envejecer solitariamente le aterraba desde joven.
Al cabo de cuarenta y cinco minutos de haber salido, volvía a casa. Se quitó la ropa y se ducho durante quince largos minutos. Una vez terminada la relajación se acordó que tenía que llamar a Steve, el amigo de Joel que quería concertar una visita. Cogió el teléfono y le devolvió la llamada al número que aún no tenía guardado en la agenda de contactos.

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