Vamos con
un repaso, lo más sintético y claro posible, sobre los pasos que han llevado a
Grecia (y con ella a Europa) a “la situación actual”…no esperen por ello un
artículo que se pueda leer en un minuto, con un posicionamiento firme y
libre de dudas; uno aspira a entender y explicar, en vez de creer y adoctrinar.
Es casi seguro que todo aquel que tuviera una idea clarísima y sencilla sobre
cómo resolver la situación estará en contra de alguna parte del artículo. Si
tienen la suerte de querer y poder profundizar en el tema, se les conmina
fuertemente a contrastar la información y comentar su
punto de vista…después de echarle no pocas horas para entenderlo, les aseguro
que es un viaje apasionante…celebremos internet una vez más!
2002-2007: Grecia es parte del Euro, y sus
dirigentes (el tradicional bipartidismo) no parecen interesados en contener la
deuda pública del país (que en 2001 superaba el 100% del PIB), menos aún cuando
los “mercados” (entidades financieras internacionales) prestan dinero a interés
bajo, lo que permite mantener un crecimiento económico del 4% durante esos años,
siempre por encima de la media de la eurozona. Para qué invertir en incrementar
la productividad o mejorar la recaudación (que es el 38% del PIB, frente a la
media europea del 44%), cómo renunciar a organizar los Juegos Olímpicos o a
fomentar el “desarrollo” urbanístico, cuando hay dinero barato, que permite a
unos pocos llenarse los bolsillos y que aún sobren migajas para la plebe, sin
coste electoral; nadie parecía interesado en detener este juego basado en el
célebre “el siguiente que llegue, que arree” ¿Les suena?
Los JJOO de Atenas 2004 costaron
unos 11.000 M€, el doble de lo previsto, de los cuales solo se recuperaron
4.000. Aquí hay un bonito
reportaje que muestra el estado actual de las instalaciones.
2008-2009: a finales de 2008, con la crisis
económica mundial desatada, la deuda pública griega supera el 109% del PIB, lo
cual no es tan grave si tienes capacidad para devolverlo…lo que no era el caso
de Grecia. Los ciudadanos ganan y gastan cada vez menos, muchas empresas
quiebran, sube el paro, la recaudación pública decrece…y así el pánico va
subiendo escalones, hasta llegar a quien puso el dinero para alimentar todo el
sistema: los mercados. Hasta octubre y diciembre de 2009 la deuda pública
griega tenía la máxima calificación para las dos principales agencias que aún
son la referencia mundial. El primer ministro griego admite que han falseado
(con ayuda de Goldman Sachs con un método explicado aquí)
las cuentas del país desde 2007, y la cosa está mucho peor de lo previsto. La
banca privada ha prestado 310.000 M€ a Grecia (183.000 de los cuales
correspondían a bancos alemanes y franceses) y ahora esperan cada vez más
inquietos a que se les devuelvan. Me permito añadir que, solo los bancos
alemanes, prestaron 704.000
M$ a los países periféricos hasta 2009.
2010-2014: Los acreedores (reiteramos, banca
privada) comienzan a intentar encasquetar vender en el mercado esta
deuda que tiene Grecia con ellos, y crecen los intereses (la prima de riesgo,
vaya) que debe pagar Grecia para que las entidades financieras les presten más dinero
para ir funcionando y/o pagar deudas preexistentes. Esta situación, dramática
para Grecia (y en diversos momentos para Italia, Irlanda, Portugal y España), no
era precisamente mala para otros “socios” europeos, a los que los inversores
prestaban dinero a intereses decrecientes:
Intereses que imponen “los
mercados” a diferentes socios europeos para prestarles dinero. Puede entenderse
por qué Alemania y Reino Unido no estaban precisamente preocupados porque la
prima de riesgo de los países periféricos subiera…
Cuanto peor
pinta tenían los países periféricos, más barato les sale a los países
“centrales” financiarse; recientemente se ha llegado al extremo en el que
países como Alemania, Holanda, Finlandia, Dinamarca o Austria se financian con intereses
negativos, es decir, que los inversores les prestan dinero aun sabiendo que
recuperarán menos. Por un lado, es una respuesta a las cuentas equilibradas de
estos países. Por otro lado, desincentiva a éstos a ayudar a buscar una
solución conjunta para Europa.
Ante este
panorama, y con una deuda pública equivalente al 146% del PIB a mediados de
2010, y ya claramente impagable, hay dos opciones:
Opción A: admitir que es imposible pagar y
negociar con tus acreedores nuevas condiciones de pago de la deuda, incluyendo
quitas importantes (mejor cobrar poco que no cobrar, como en cualquier concurso
de acreedores; por otro lado es lo que le pasaría a usted si invierte en abrir
un negocio y luego no le funciona); el caso extremo sería declararse en
bancarrota y suspender pagos, como hizo Alemania en 1931. Paralelamente, que el
BCE actúe como un banco central “normal” (véase el del Reino Unido o la Reserva
Federal de EEUU) y actúe para resolver los problemas de financiación de cada vez
más países, a través de Eurobonos
o de cualquier otro mecanismo que permita conseguir dinero libre de burbujas de
especulación. De paso se puede aprovechar para que las autoridades europeas
exijan a Grecia un compromiso para equilibrar presupuestos (recaudando más y/o
gastando menos), que la Sociedad griega envíe a la cárcel a los causantes del
desfalco, que los partidos que han llevado al país a esta situación sean
barridos en las urnas y que los inversores que han sido engañados pierdan la
confianza en la agencias de calificación.
Opción B: seguir como si nada y que (casi) todos
los europeos (17
países a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera o FEEF y en
menor medida el BCE – también nosotros), junto con el siempre sospechoso FMI
(también participado por la ciudadanía mundial), compren a los inversores
privados la deuda contraída por Grecia
¿Qué opción
creen que se tomó? Efectivamente, sí, la B.
El
conglomerado de acreedores públicos se articula en la famosa “Troika”, que es
la que dicta negocia las condiciones de los créditos (rescates) y las
medidas más “apropiadas” que Grecia debe acometer para pagar su deuda, como
luego veremos. En dos rescates (110.000 M€ en mayo de 2010 y 130.000 M€
en febrero de 2012), la ciudadanía europea ve cómo su dinero va a parar a
inversores privados a cambio de derechos sobre una deuda incobrable, mientras
que Grecia pierde su capacidad de autogobierno. ¿Quién gana? Como siempre, la
banca privada.
Un bonito gráfico
que muestra cómo la deuda griega ha pasado mágicamente de ser privada (verde) a ser
pública (rojo). Nótese el gol que han colado a Italia y España, y lo bien que ha
salido la jugada a los bancos franceses.
De este
descomunal préstamo, la mayor parte (60%) se destina a comprar la deuda a los
inversores privados y pagar intereses. El 15% (en 2012) sirve para “persuadir”
a algunos acreedores privados (parcialmente rescatados en 2010, y por tanto
menos expuestos) para que acepten una reestructuración, bajada de intereses al
3,5%, y quitas de hasta el 50%. Hubo varios inversores, incluyendo los célebres
“Fondos buitre” (especializados en comprar barata determinada deuda con alto
riesgo de impago) que consiguieron evitar la quita, sumando 6.500
M€. El 20% del rescate se destinó a rescatar a los bancos griegos (donde
había fondos nacionales y extranjeros) y el último 5% fue para el Estado griego,
para poder seguir funcionando.
En abril de
2012, y ya con la mayoría de entidades privadas salvadas del lodazal, se hizo
lo inevitable y obvio: reestructurar la deuda. Por cierto, por normativa
interna esta reestructuración debía ir acompañada de una auditoria para ver qué
porcentaje era deuda
ilegítima u odiosa, pero por algún motivo no se hizo.
Hasta aquí
se puede encontrar cierto sentido al comportamiento del BCE y FEEF:
- si se
deja que Grecia entre en bancarrota, toda la Eurozona perderá credibilidad y le
costará mucho más financiarse en el futuro. Esta conclusión es obviamente
discutible, y verán que posicionamientos económicos antagonistas (liberalistas
y regulacionistas)
rechazan en gran medida que se hiciera el rescate. Además, que da por supuesto
que la única manera para hacer funcionar la economía es a base de crédito y
deuda (es decir, controlada por los bancos), obviando la posibilidad de emitir dinero por parte de bancos
centrales y gobiernos elegidos democráticamente. Una discusión en la que no
entraremos este mes.
- Una vez decidido que se hará el rescate: no
vamos a dar dinero al gobierno griego ya que existe el riesgo de que siga
endeudándose sin hacer nada por equilibrar su economía, con lo que solo se
estaría postergando y enquistando aún más la situación…sería poner una venda
para ocultar una infección, sin curarla. La idea es intentar sanear la economía
para que salga fortalecida. “Es una pena suspender temporalmente la democracia
pero es por el bien de los negligentes griegos que no son capaces de
autogobernarse”.
Se puede
estar más o menos de acuerdo con estas medidas pero atendían a un plan. El
problema vino en que las medidas impuestas (consideradas hace cuatro años como
“medicina envenenada”,
les sonará el ponente) no mejoraron la economía griega, sino precisamente la
acabaron de aniquilar. Las medidas, llamadas vergonzosamente “Austeridad”,
cuando en realidad se quiere decir “Estrangulamiento económico”, aplicadas en 7
dosis o Paquetes entre febrero de 2010 y julio de 2013, se pueden ver aquí y
consiguientes enlaces. En resumen: bajada dramática de pensiones y de sueldos
públicos y privados, subida del IVA en todos sus tramos (el tipo máximo es
actualmente del 23%, solo superado en la UE por Hungría y Dinamarca) nuevos
impuestos sobre hidrocarburos, vehículos y vivienda, aumento de la edad de
jubilación hasta los 67 años (la más alta de Europa, empatada con Suecia y
España, y que será igualada progresivamente por varios países más en los
próximos 10-15 años), eliminación de la mayoría de compañías públicas,
privatización masiva de edificios y empresas públicas estratégicas,
liberalización de la sanidad, reducción de empleos públicos. Una receta sobre
la cual muchos países del consejo del FMI ya dudaban profundamente, como se ha
sabido por este acta
de una reunión en 2010, previa al primer rescate, encontrada aquí.
Ustedes
dirán: qué mala es la Troika. Y no les faltará razón, aunque algunas ventajas
sociales que disfrutaba la sociedad griega eran, como mínimo, inviables: pueden
ver las más llamativas aquí,
después de la foto de las banderas. Por inviables, entiéndase, en un país con
un sistema impositivo débil y con unos índices de corrupción y evasión fiscal
galopantes, y con la economía (tanto la pública como la “libre”) secuestrada
por una oligarquía
de 50 familias. Son precisamente estas últimas facetas las que se debían
haberse intentado corregir en primer lugar, pero por lo visto las medidas
encaminadas a prevenirlas no estaban en la agenda del BCE. Saquen sus propias
conclusiones.
Se admite
la posibilidad de que la receta fuera adecuada, y lo que falló fue la dosis
(severidad y plazos de las medidas). El Estrangulamiento económico ha podido
funcionar en casos muy particulares y en dosis más moderadas, como ocurrió en Estonia, y en
menor medida, en Letonia y Lituania, tres países muy pequeños (entre los tres
apenas superan los 6 millones de habitantes) que han sabido sacar partido a sus
relaciones comerciales con países económicamente potentes (y no precisamente
limitados en gasto social) como Finlandia y Suecia. Si alguien sabe de algún
otro caso de estrangulamiento radical que haya sido efectivo por favor
coméntenlo. Por el camino quizá se topen con el fracaso más sonado: la Alemania
de 1930-1931 (que acabó en la bancarrota antes mencionada) y el régimen resultante. Por
cerrar este apartado: la Austeridad, entendida como no gastar más de lo que se
tiene previsto ingresar, sí funciona y es la mejor manera de vivir a escala
microeconómica y macroeconómica. Lo que no funcionan son las medidas salvajes
de estrangulamiento para recuperar una economía con problemas de solvencia (y
no únicamente de liquidez). No me vengan con artículos tan cínicos como éste o éste,
en los que intencionadamente se funden y confunden ambos conceptos. Grecia
gastó por encima de sus posibilidades, pero los bancos que financiaron su
absurdo derroche también prestaron por encima de sus propias posibilidades.
2015: ¿Cuál es la situación actual? Lejos
de haberse resuelto el problema, Grecia hoy pinta mucho peor que antes del
primer rescate: la deuda pública (finales de enero de 2015) es de 317.000 M€ (174%
del PIB - casi el 80%
son acreedores públicos), sigue cayendo la renta per cápita, los intereses que
deben pagar los empresarios griegos para financiarse son descomunales por lo
que no hay inversión, el paro no baja del 25% y la
población bajo el umbral de la pobreza es del 20%,
se recauda menos y hace falta más dinero para tapar el agujero…El tiempo dirá (aunque cada cual lo interpretará a su manera) si estas medidas simplemente necesitaban años para surtir efecto, y el impacto final sobre la sociedad griega y europea. De momento cuesta creer a los que insisten en que se están haciendo las cosas bien.
En enero de
2015 gana las elecciones Syriza, una coalición de izquierdas que pretende,
entre otras cosas, auditar y renegociar la deuda, así como aliviar las
políticas impuestas por la Troika. La clave de las negociaciones de mediados de
febrero ha estado en cómo Grecia puede seguir financiándose (ya que aún
necesita nuevos créditos para cubrir gastos, incluidos los pagos de deuda con
vencimiento inminente) manteniendo un margen de autonomía política, y sin
solicitar un nuevo rescate completo. Las interpretaciones del acuerdo alcanzado
son, como siempre, discutibles:
Elaboración propia, con los
titulares del 21/02/2015. Verán cómo la interpretación del acuerdo no se hace
en clave económica sino política. También es interesante la batalla dialéctica
sobre los famosos 30.000 M€ que debe Grecia a España: aquí se destaca
que la mayor parte de este dinero en realidad son avales y por tanto no suponen
un gasto (mientras Grecia pague) y aquí se critica
duramente al autor anterior, diciendo que la mayor parte de este dinero en
realidad son avales y que sí suponen un gasto (en caso de que Grecia no pague).
Una bonita manera de decir lo mismo. Por cierto, si son de los que gustan de
ver cuánto dinero se deben algunos países entre sí esta gráfica les
colmará de satisfacción.
Sorprende
ver cómo una gran parte de los gobiernos europeos parece tener motivos para insistir
en estas medidas que han probado tener el efecto contrario al esperado. Los
países del centro y norte de Europa quieren aplicar una severa disciplina a un
país al que han visto derrochador e irresponsable, mientras que los gobiernos
de otros “países periféricos” (que no están en una situación tan dramática pero
que no han andado o no andan tan lejos) han adoptado la misma postura con la
pasión del converso: por lo visto es más importante que otros se sigan
hundiendo para que las miserias propias no parezcan tan notorias. Y de paso, no
quedar en evidencia por no haber sido capaces de encontrar una salida política
a un problema económico (¿quién decía que la economía debía estar al servicio
de la Sociedad?). Y menos en año electoral. El caso de Alemania es
especialmente interesante, queriéndose mostrar como el adalid de las buenas
maneras financieras, siendo el país que históricamente ha dejado más deuda sin
pagar (reconocido por los mismos medios
alemanes), especialmente si se cuentan gran parte de las compensaciones de
la Segunda Guerra Mundial que aún debe, entre otros, a Grecia. No es cuestión
de repetir errores, pero sí al menos de ser mínimamente autocríticos.
¿Qué se está haciendo para evitar situaciones como la de Grecia? Aunque
no lo parezca, en la ONU se está intentando crear un marco legal para la
reestructuración de deudas públicas exacerbadas y prevenir bancarrotas de
países. En septiembre de 2014 se aprobó esta resolución con
solo 11 votos en contra incluyendo,
oh, sorpresa, el Reino Unido y a Alemania, además de República Checa, Irlanda
(!!!), Hungría y Finlandia entre los europeos; España e Italia
incomprensiblemente se abstuvieron. Actualmente se está negociando cómo
articularlo…
Corolario: la culpa de esta situación no es de los ciudadanos
griegos ni alemanes que usted se encontrará en algún momento durante los
próximos meses y años. No tienen ellos más responsabilidad por la situación
actual que la que tiene usted por los personajes que ocupan o han ocupado
ministerios y presidencias de gobierno. Si queremos construir una Europa que de
verdad sea una Unión, que esté por encima de los países y especialmente de los
poderes financieros, basada en una serie de valores básicos que no abundan en
otros sistemas socioeconómicos del Mundo, no caigamos en la trampa de confundir
a un ciudadano con su gobierno, ni permitamos que un problema económico resulte
en una pérdida de libertad o de democracia. Y sobre todo, no se dejen engañar
por aquellos que dicen que hay una solución sencilla.
El observador
El momento jocoso:
La discusión de austeridad/estrangulamiento versus crecimiento/estimulación
como solución a una recesión cumple 85 años, sin que los partidarios de una u
otra receta hayan llegado a ningún consenso evidente…al menos se puede tomar la
polémica con un poco de humor: ahí
van las mejores peleas de gallos hiphoperas entre los abanderados de ambas
tendencias en los años 30, FA Hayek y JM Keynes, respectivamente…
Los
enlaces:
Ahí va la ristra
de las principales páginas degustadas…se celebra haber conseguido huir casi por
completo de los grandes medios, aunque no crean que las alternativas están
menos polarizadas:
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