¿Una encrucijada…?

Si tenemos la fortuna de asomarnos al estudio y conocimiento de la Historia de las civilizaciones, apreciamos algunas constantes en la organización social: como que existían fuertes y ¿necesarias? jerarquías de dominación que exigían una sumisión y obediencia incluso a menudo degradantes ante el “jefe” y que naturalmente gozaba de un carácter hereditario. Podemos concluir que ésta fue antaño la norma de la estructura humana y política en todo el mundo conocido, que más tarde filósofos y dirigentes religiosos y políticos cuidaron de justificar como algo no sólo correcto y adecuado, sino incluso “divinamente” ordenado.

Pero ahora mismo observamos que el peso de estas instituciones, esquemas y modelos de organización en buena parte son cuestionados, incluso barridos por completo.

Asimismo la esclavitud del hombre como un objeto, que pensadores de cierto prestigio social difundieron como necesaria, como algo “predestinado” y coherente con la naturaleza humana para su “buena organización” ,esta esclavitud-digo- ha sido abolida en casi todo el mundo…,aunque nuevas ataduras amenacen.

Además asistimos a dos derrumbes “abismales”:
1º.-El rechazo convencido de la Teoría del creacionismo.
2º.-Y esto estimula muy rápidamente a intentar generar formas de organización más coherentes y facilitadora del protagonismo humano, como, por ejemplo: Se desmantelan instituciones antiguas que ya no sirven, y se ensayan formas nuevas.-La intercomunicación con vínculos económicos y culturales que unen al planeta; de modo que nuestros problemas van resultando de alcance mundial, y sólo admiten soluciones de este tipo.-Inventamos instrumentos de extraordinario poder: Internet, el mundo de la Imagen, la Prensa, el Turismo…que facilitan esa intercomunicación y la consiguiente creación de opinión…”El Diálogo de civilizaciones”.

Ignoramos lo que se acerca. Pero lo que asoma…¿justifica el pesimismo? Porque ciertamente asoman, incluso amenazan síntomas de tal pesimismo como el etnocentrismo, la xenofobia, la homofobia, el racismo, el sexismo, la territorialidad…

En cambio otros síntomas positivos como el descubrimiento del cerebro humano, el mapa del ADN, las células, la fotosíntesis, las hormonas… nos animan en esta encrucijada.

Y queremos situarnos, encajar, entender este desafío: aceptar la confrontación “dialéctica” entre la atención exquisita de la realidad con nuestros esquemas personales heredados, legítimos sin duda, familiares incluso; pero, anquilosados, dejan de ser herramienta humana.


Guillermo

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