“Observad
los pájaros: ni siembran ni siegan ni almacenan; y sin embargo vuestro Padre
celestial los alimenta.
Fijaos
cómo crecen los lirios del campo, y no trabajan ni hilan…Pues si a la hierba
que hoy está en el campo y mañana se la quema en el horno Dios la viste así, ¿no
hará mucho más por vosotros…?
Son
los paganos los que ponen su afán en estas cosas…
No
os agobiéis por el mañana. Cada día traerá su propio agobio. A cada día le
basta su afán. (Mateo,6,25 y ss.)
Sorprende
mucho que, desde Jesús de Nazaret, a los hambrientos, harapientos y poco
letrados de su época se les ofrezcan algunas
referencias personales que en su misma postración les sirva de orientación
autónoma que les permita liberarse de la presión moral (es decir: en sus
costumbres), y de la presión política de su época.
Podemos
insistir en la naturaleza esencialmente
racional de la moralidad. Sólo la razón nos permitirá ser autónomos. Más aún: Hemos de intentar que la
razón sea el habitual centro de nuestra energía personal.
Pero…¡ojo!
Esta naturaleza personal no es patrimonio de los “listos”, los que estudian, ni
por supuesto de los ”que mandan” y dirigen, que pueden intentar convencernos de
nuestra minoría de edad. ¿Cuál sería la verdadera y responsable minoría de edad? La incapacidad de hacer uso del propio
entendimiento por falta de resolución y valor para utilizarlo sin necesidad de
dirección.
“SAPERE
AUDE” ¡Fuera pereza y cobardía! A Jesús de Nazaret le habría resultado más
cómodo pertenecer a la “casta” sacerdotal del momento, y decirle a la gente;
Está escrito: 314 decretos positivos y otros tantos negativos…Él había crecido
en un mundo muy estructurado
religiosamente: escribas, fariseos, saduceos, levitas…Pero su extraordinaria
personalidad, las mismas peripecias familiares le facilitan crecer autónomo,
librarse de la asfixia moral. SAPERE AUDE…(Atrévete a …pensar!)
Si
acertamos a incorporar este estilo propio, aprovechando la pluralidad de las
distintas filosofías, manteniendo el interés y la curiosidad por el
conocimiento de la historia, por un lado y por otro, de la evolución y de la
ciencia,…conseguiremos tener recursos propios, autonomía y confianza para
afrontar las angustias y los miedos, sin necesidad de acudir a sucedáneos, ni
siquiera religiosos.
Guillermo
Lanseros
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