La teoría de la gravedad...

... según la visión de Christopher Nolan, constituye los cimientos para la realización de su última gran película: Interestelar (Interstellar, 2014).

¡Hola de nuevo criterian@s!Que ganas tenía de encontrarme de nuevo con vosotros, en esta ocasión, para hablaros del último trabajo del director inglés, una idea que, francamente, me rondaba por la cabeza del mismo día que se encendió la luz y dejé mi caja de palomitas en la butaca después de ver esta, en mi opinión, obra maestra del sci-fi.

No es sólo la magistral interpretación de Matthew McConaughey (Tiempo de matar, Killer Joe) realmente inspiradora, sino también la magia desbordante del propio Christopher Nolan (Memento, Origen), capaz de construir una odisea espacial al más puro estilo 2001 dejando de lado la tecnología para traer al frente la psicología humana, profundizando en los sentimientos de los personajes, emociones primarias tales como el amor de un padre a sus hijos o la aterradora soledad experimentada en el frío espacio, como motivaciones últimas a la hora de decidir la salvación o la completa extinción de la humanidad. Nolan lo ha vuelto a hacer.

McConaughey da vida a Cooper, un astronauta en la reserva enfrentado a su propio sentido del deber cuando, inmerso en un fin del mundo agónico, es llamado de nuevo a filas. Un padre de familia obligado a explicar a sus hijos que ha de abandonarlos para asegurar su propia supervivencia. Volvemos a ver la mejor cara del actor tejano que nos dejó boquiabiertos en True detective, recordándonos la eterna confrontación entre la ciencia y la creencia inherentes del ser humano que ya nos había enseñando en Contact (Robert Zemeckis, 1997).

Completan el reparto otros habituales del cine de Nolan como Michael Caine (El prestigio, El caballero oscuro) o Anne Hathaway (El diablo viste de prada, El caballero oscuro); así como nuevos fichajes: Jessica Chastain (Criadas y señoras, La noche más oscura) en la papel de hija y ojito derecho de Cooper, o el veterano actor John Lithgow (Dexter, El amor es extraño).

Al igual que en anteriores proyectos, Nolan co-escribe el guíon con la ayuda de su hermano Jonathan, pero en esta ocasión el reputado físico Kip Thorne ha sido el responsable de sentar la base científica del filme, en estrecha colaboración tanto con los hermanos Nolan como con el equipo de efectos visuales. Un trabajo concienzudo y riguroso para presentar agujeros de gusano y otros fenómenos espacio-temporales de una forma, cuando menos, plausible, retando en ocasiones el entendimiento del espectador pero que, desde mi punto de vista, aporta ese toque de excelencia que llevará a Interestelar a consolidarse como obra de culto del cine de ciencia-ficción.

No puedo obviar el hecho de que la banda sonora brilla por su ausencia, pero en sentido literal. La idea de que el espacio es un lugar ruidoso repleto de efectos sonoros queda completamente obsoleta al presentarse el universo como lo que es: el más diáfano de los entornos. La sensación de soledad y oscuridad es embriagadora, un espacio mudo e infinito, pero a la vez claustrofóbico es el resultado conseguido. Otro tanto para Nolan.

Finalmente, si alguno os animáis o teníais pensado ver la peli, me gustaría deciros que no os desanime el hecho de sus casi tres horas de metraje, si bien en algún momento puede parecer un poco densa, el resultado final compensa con creces.

Como dato curioso comento que los vastos campos de cereal que se ven durante la película fuera sembrados y crecidos explícitamente para ella, y la posterior venta del cereal recuperó la inversión. ¿No os da esto alguna idea de negocio?

Con esto termino mi sección mensual, pero espero veros a todos el mes que viene y que os haya gustado la entrada. ¡Nos vemos en el hiperespacio!

P.D. Si después de ver la pelicula os asaltan las dudas, os recomiendo ver la explicación que el astrofísico Neil deGrasse Tyson ofreció en una de sus conferencias. ¡Hasta la vista Critters!

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