La piel de la que huyo.

Por allí estan todos los seres
un murmullo que saca luz,
esplendoroso quizás.
Pero mis ansias me prohiben definirlo
solo oigo su resquemor entre los espacios
que han quedado sin ocupar,
y el murmullo repite un nombre
irreconocible, otro pequeño espacio
un nombre que podría ser de hombre
de mujer
o de otro hombre, de otra mujer
o de un grupo anónimo de amantes,
empedernidos.

Te miro a los ojos
pienso que debes ser buena hija,
me pregunto quién es tu padre?
y de pronto te pido que les observes por mi.
No a tus padres, sino a Ellos,
ellos que ignoran el día
y que ahora son botellas ya sin licor,
casi vacías...
Pero me decías:
Quiénes son tus padres?
A ver!
Todos por favor!
Un minuto, escuchen, pongan atención,
Ella nos dirá: quiénes son sus padres...
Nadie acaso lo sabe aún?

Ellos son solo estirpe en descomposición
son los murmullos de una multitud
nombres y copas a medio vaciar
entre destellos de humo y de luz,
los ancestros esenciales
de otro mundo
de otra especie.


Reinaldo Reyes

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