Llevo en Ecuador dos meses en un proyecto sobre el coral negro, hospedado por una asociación, Equilibrio Azul, que trabaja con tortugas, tiburones y aves marinas. Como voluntario, estoy participando en todos estos proyectos y, por supuesto que estoy viendo cosas que vosotros no creeríais.
La actividad mas emocionante es, sin duda capturar, marcar y al final liberar las tortugas. La captura es algo increíble: consiste, literalmente, en saltar encima de la tortugas y cogerla por el caparazón (concha superior), la mano izquierda en la parte superior, cerca de la cabeza y la mano derecha en la parte inferior cerca de la cola. Una vez agarrada la tortuga, lo que hay que hacer es obligarla a nadar hacia la superficie para evitar que os arrastre bajo el agua por mucho tiempo. Pero no olvidemos que estamos hablando de grandes animales, y con una fuerza considerable. Su tamaño es generalmente alrededor de un metro, mientras que su peso puede variar de 40 a 70 kg. A menudo, la captura se lleva a cabo en una isla frente a la costa de Ecuador. Se trata de una isla deshabitada y las únicas dos estructuras son un faro y una pequeña casucha donde nos quedamos nosotros los voluntarios y los hombres del parque nacional. Esta es la historia de una noche de captura en la Isla de la Plata.
¡Necesito vuestra imaginación! Imaginaos en una isla del Pacífico. Es de noche y fantásticamente el cielo está repleto de estrellas y sin una nube. Son cerca de las 19:30, el sol ya se ha puesto desde hace una hora y estáis a punto de ir a caza de tortugas. Os metéis el traje de buzo, tomáis un barquito y os vais a amarrar a una boya a unos 100 metros de la orilla. Estáis completamente rodeados de la oscuridad. En la isla no hay ni una luz, el océano debajo de vosotros, está más negro que la noche.
Os bajáis al agua e inmediatamente estáis rodeados por 4-5 tortugas. En una mano apretáis una linterna de buceo para iluminar a medida que os aproximáis a ellas. Cuando os estáis justo a su alcance, dejáis la linterna para agarrarla. En este instante os dais cuenta de que en todo caso, a pesar de la oscuridad, podéis ver muy bien a la tortuga, porque su forma está perfectamente recreada por el plancton bioluminiscente que se "enciende" cada vez que la tortuga mueve su aletas y que rodea su cáscara. Entonces, os detenéis un momento para admirarla, apagáis la linterna y la observáis extasiados. Una tortuga hecha de estrellas nadando en el mar oscuro.
Miráis a vuestras manos y vuestras piernas, todas cubiertas con mil luces. Permanecéis durante cinco minutos sin hacer nada, y luego os recuperáis, os concentráis y agarráis su caparazón. Os arrastra como un cometa en el agua, pero poco a poco, lográis dominarla. Dirigís el caparazón hacia la superficie y emergéis. Bate sus aletas como loca y hala como un alma en pena, pero el barco está cerca. La subís arriba y volvéis a nadar.
He capturado a seis tortugas esta noche. Esta es la mejor manera de describir lo que he visto... pero lamentablemente, ¡ni siquiera me acerqué!
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