Tobías Lui y Lisa llegaron de nuevo a Virunga después de unos meses viajando por el mundo. Allí finalizaba su gran aventura. Una nueva sorpresa les estaba esperando.
Entre los bosques de Virunga se reencontraron con Lao, un buen amigo que seguía en las montañas un año más tarde.
Nuestros amigos le explicaron a Lao el maravilloso viaje que
habían vivido por todo el mundo. No faltó el más mínimo detalle; la conferencia
de Jane Goodal, los chistes ganadores, las conversaciones filosóficas nocturnas…
y por supuesto el festival con los bonobos.
Lao escuchó atentamente con gran entusiasmo todas las
explicaciones.
- Y tu qué Lao, ¿qué has hecho todo este tiempo por aquí? Le
preguntó Lisa
Lao sacó una libreta donde había escrito un cuento, el
cuento de su viaje interior al bosque mágico. Empezó a leer. Todos se quedaron
en silencio.
Una fría mañana de
invierno me se desperté apoyado sobre un gran árbol, un olivo milenario que me
empezó a hablar. No era un sueño. Era real.
- “¡Buenos días Lao! ¡Enhorabuena! – le dijo el olivo
-¿Perdón? ¿qué me
estás contando? ¿un árbol hablando? ¿felicidades por qué? Esto es un sueño. -
Le dije incrédulo
- Para nada es un
sueño. Te acabas de despertar. Eres un
privilegiado al haber dormido sobre mi tronco. Te quiero ayudar. Quiero
regalarte un viaje. Un viaje a un lugar desconocido. – Le dijo el olivo con voz
ronca.
- Perdona pero sigo
sin entender nada. – le dije todavía sorprendido
- Tienes dos opciones
Lao: puedes seguir durmiendo y seguir la vida que tenías o puedes aceptar mi regalo
y descubrir algo nuevo . – Me retó el árbol.
- No se como sabes mi
nombre, pero eso es lo de menos. La verdad que no tengo nada que perder.
Siempre estoy dispuesto a descubrir nuevos lugares y explorar el mundo. Parece una propuesta interesante. Así que acepto tu viaje. ¿A dónde es? ¿cuánto
tiempo? ¿puedo ir con alguien? …
- Me alegro que
aceptes el viaje. Te aseguro que no lo olvidarás. El viaje durará lo que
quieres que dure, tu decides. El viaje lo harás solo. No puedes ir nadie
contigo. Tienes que entrar en esa cueva y allí encontrarás un bosque mágico.
Cada vez entendía
menos a ese viejo olivo. Me acababa de invitar a un viaje a una cueva, durante no se cuanto tiempo y yo solo. Parece que me está tomando el pelo.
- Olivo, lo siento
pero no puedo aceptarlo. Son demasiados interrogantes.
- Lao, lo que te pasa
es que tienes miedo a descubrir ese bosque. Tu eliges: puedes aceptar ahora,
aceptarlo más adelante o quizá no te atrevas nunca a descubrirlo. Te voy a
hacer un regalo para ayudarte a decidir. Aquí tienes un mapa del recorrido que
tienes que hacer antes de volver a vernos.
Miré el mapa dibujado
sobre una gran hoja de papel. Tenía buena pinta. Poco a poco me iba convenciendo.
- ¿Pero no puedo ir
acompañado? Le pregunté.
- El olivo le pidió
que leyera la leyenda del mapa.
- Asentí y empecé a
leer:
1) En la entrada de la cueva te espera un caracol que te acompañará.
Puedes ir a su lado, por delante o por detrás, pero nunca perderlo de vista ni
hablar con él.
2) Cada cruz del mapa corresponde a un árbol mágico. Deberás abrazar
cada uno de estos árboles y mantenerte abrazado a él hasta que sientas una
emoción especial. A partir de entonces ellas formarán parte de ti y podrás seguir el recorrido.
3) Durante el camino deberás desarrollar una serie de habilidades. Quizá
algunas ya las conozcas, entonces será más fácil avanzar. Pero también
descubrirás algunas nuevas que te harán avanzar más feliz. Siempre
puedes pedir consejo a los árboles, una vez hayas sentido su emoción.
4) La mayor parte del viaje deberá ser en silencio
- Te repito Lao, es tu
elección. Es el mejor regalo que te puedo hacer y seguro que cuando nos
volvamos a ver me estarás agradecido. – Siguió insistiendo el viejo olivo.
- ¿Necesitas algo para
acabarte de decidir? - Le dijo el olivo
- Si, no se... bueno…
- No sabía que contestar
- Todo lo que
necesitas lo encontrarás en el camino, si no lo encuentras a tu alrededor,
busca en tu interior. – Interrumpió el olivo
Me quedé pensativo
durante un buen rato hasta que finalmente decidí aceptar el regalo.
(Tobías, Lui y Lisa
estaban ojipláticos escuchando con gran atención el cuento de Lao)
- ¡Buen camino y hasta
pronto! Se despidió el olivo sonriente por haber aceptado el reto.
Así empecé el viaje,
caminando hacia la cueva donde me encontré al caracol que me acompañó durante
un largo periodo de tiempo.
... Pasaron días, semanas,
meses… quien sabe... se perdió la noción del tiempo.
Finalmente salí del bosque mágico. El Sol brillaba como nunca.
- Olivo, no tengo palabras para agradecer tu regalo, ¡¡¡Increíble!!! Me gustaría también darle las gracias al caracol pero no lo encuentro.
El olivo, satisfecho y contento por la respuesta de Lao le dijo:
- Mira hacia el lago, ¿ves esa babosa sobre la hoja mojada? ese es el caracol que te acompañó. Ya no lleva su coraza, igual que tu también te has desprendido de la tuya.
- wow
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