Mi pueblo

Mi pueblo es un pueblo como tantos otros. Con su historia, sus gentes, sus costumbres, sus vivencias,… Sin embargo, en los últimos años han venido sucediendo algunas cosas que me producen tristeza.

Mi pueblo es muy variopinto. Aquí vivimos personas con diferentes formas de ser, bagajes culturales, situaciones económicas, ideas,… Pero siempre hemos vivido a gusto. Orgullosos de ser de nuestro pueblo dentro de la idiosincrasia de cada uno de nosotros.

El pueblo se ha ido organizando por barrios, y personas con ciertas características particulares, como pudiera ser su procedencia, sus ideas, su religión, o incluso su raza,… se han ido juntando en torno a sus tiendas, sus templos, o simplemente en torno a las personas que más se les asemejaban. En mi pueblo convivimos cristianos, judíos, árabes,… Viven incluso grupos de personas que han venido de otros países, y algunos que sólo vienen para una determinada época del año.

El caso es que en alguno de estos barrios, parte de las personas que lo habitan, han empezado a hacer patente que son muchas cosas las que les unen a sus vecinos de ese barrio, y que son muy pocas las que les identifican con los otros habitantes del pueblo.

En algunos de estos barrios, hay algunos vecinos que defienden que no quieren pertenecer al mismo pueblo que yo, que no se sienten unidos al equipo de fútbol del pueblo, que no se sienten identificados con el grupo de baile de nuestra localidad. Sostienen que en ese barrio, se tiene que seguir otro sistema de enseñanza, que quieren que se haga allí otra piscina, que quieren otra Casa de Cultura, otros días de fiesta,…

Hacen ver que en ese barrio se siguen otras costumbres, que los que allí tienen una forma de ser diferente, que tienen una cultura que no es ni parecida a la del resto del pueblo.

La verdad es que yo, no entro en el fondo del asunto y en si en verdad estas personas son tan diferentes, si tienen una historia tan diversa, si su cultura está tan alejada de la mía. Y sobretodo, no entro a valorar si, aceptando que sí que hay esas diferencias con respecto al resto del pueblo, eso puede ser suficiente motivo como para que ese barrio no pueda seguir viviendo siendo parte del mismo pueblo, siguiendo con sus tradiciones y forma de ser diferente al resto.
No quiero opinar si es razonable lo que piensan o no. No pretendo entrar en la cuestión. Pero sí puedo decir aquí que mi estado de ánimo por esta situación es de tristeza y de pesar.

Primero, porque no todos los que viven en ese barrio opinan igual. No sé decir cuántos, pero lo cierto es que algunas de esas personas están felices perteneciendo a mi pueblo, teniendo el mismo Patrón, el mismo alcalde, el mismo equipo de fútbol,... Y después porque también hay otros que simplemente no quieren tomar una postura clara en torno a si quieren seguir siendo del pueblo no. Sencillamente, tienen otras preocupaciones. Y otros, que por no tener problemas con los que piensan en un modo o con los que piensan en otro, no quieren tomar partido por ninguno de los dos, porque no quieren entrar en enemistades, entrar en bandos definidos, o meterse en litigios.Lo cierto es que en este barrio, y en el resto del pueblo, se ha creado una situación cuanto menos antipática e incómoda.

Y segundo, porque yo tengo muchos amigos en ese barrio. Gente a la que quiero profundamente. Algunos jugaron conmigo en el equipo del pueblo, cantaron conmigo en el coro de la parroquia a la que ahora no quieren venir, eran de mi peña y en las fiestas disfrutábamos juntos gritando vivas a nuestro pueblo. No quiere decir que no tenga amigos en otros pueblos. Pero cuando alguien a quien aprecias e incluso admiras, te dice que no quiere estar en el mismo sitio que tú porque es diferente a ti, eso duele.

Yo no me meteré en opinar si lo que defienden es justo o no, si las necesidades que plantean son justas o no, si lo que alegan para no pertenecer al resto del pueblo es algo razonable o no. Pero lo cierto es que a mí me duele mucho cuando esos amigos míos me hacen ver que no quieren ser de mi pueblo al que yo sí quiero un montón. En cualquier modo, a pesar de la pena que me pueda dar, esos amigos de ese barrio, incluso aquellos que andan diciendo que no quieren tener nada que ver con mi pueblo, siempre tendrán mi amistad y mi cariño.

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